- ¿Vacaciones? – Repitió Kira sin encontrarle sentido - ¿Están dándonos vacaciones? ¿En plena guerra? – Insistió incrédula ante lo que acababa de escucuchar.
Leron se encogió de hombros como si también lo creyese algo loco, más no inmerecido.
- Mencionaron algo así como honor al mérito – Le indicó.
- ¿Y todos están de acuerdo? – Indagó.
- Eso creo – Murmuró él evadiendola.
- ¿Qué piensan hacer? – Curioseó Kira.
- Eso, supongo que te lo dirá Zairen, es él quien tiene los detalles – Le dejó saber.
¿Era su imaginación o estaba siendo reservado? ¿Leron? ¿Acaso estaba en una dimensión alterna?
Ya había pasado el límite de la ansiedad cuando decidió buscar respuestas a pesar de que eso la llevara directamente a Zairen ¿Qué es lo que le había dicho la última vez que se habían visto? ¿Iba a restregárselo en la cara? Bien, iba a asumirlo frescamente, como la líder que era y dejaría morir el asunto.
Para aumentar su vergüenza notó que tenía pañales.
¿Por qué rayos le habían puesto eso? ¿Era una clase de broma?
Al tratar de ponerse de pie sus piernas se tambalearon hasta el punto de casi hacerla caer, tuvo que agarrarse de la camilla, después de un rato pudo mantenerse de pie sin parecer una gelatina humana y empezar a caminar, aunque lo hacía como una borracha. Al salir de la habitación se encontró con una amplia sala de espera privada.
Zairen estaba allí, adormilado en un sofá cama mullido.
¿Qué clase de hospital era ese?
Kira carraspeó, haciéndolo espabilarse.
- Oye, no deberías estar de pie ¿Necesitas algo? – Le preguntó.
- No, quiero información soldado – Le indicó con voz autoritaria.
- Entonces pregunta – Le dijo él palmeando el lugar que había dejado a su lado luego de sentarse.
- ¿Cuándo vamos a irnos? ¿Vacaciones? ¿En serio? – Exclamó aún de pie, cruzándose de brazos, su piel se sentía tirante bajo las vendas.
- En cuanto termines de recuperarte, pronto tus puntos serán removidos – Le explicó Zairen.
- Uh, ahora que lo dices ¿Cuánto llevo aquí? – Soltó dándose cuenta de que lo había pasado por alto.
- Un mes aproximadamente – Dijo él con vaguedad.
Kira se sorprendió, no pensó que había durado tanto tiempo inconsciente.
- ¿Y dónde es aquí? – Preguntó.
Zairen pasó la lengua sobre sus dientes.
- Zairen – Pidió ella.
- Un hospital de alta seguridad, para directivos de la orden – Reveló.
- ¿Si es para directivos por qué estoy aquí? – Investigó.
- Por mí – Le dejó saber
- ¿Eres un directivo? - Sondeó Kira.
- Ahora lo soy – Aceptó Zairen.
- ¿Qué hiciste? – Exigió alterándose.
- ¿Puedes sentarte? Me estas poniendo nervioso, ya te ves como una momia y todo eso sin necesidad de gruñir – Se burló él.
Ella se negó a hacerlo.
- Escúpelo – Demandó con la mirada entrecerrada.
- Me lo propusieron y lo acepté – Señaló Zairen.
- ¿Qué hay con el equipo? – Preguntó afectada.
- Por ahora está en pausa... Dependiendo de lo que suceda ahora en adelante podrías continuar al mando o podrían ser disueltos. No tengo acceso a esa decisión o a esa información porque estoy involucrado, no me dirán nada hasta que esté hecho, aunque sea uno de ellos – Señaló entre dientes y Kira entendió que se sentía frustrado.
- ¿Por qué aceptaste eso? ¿A cambio de qué? – Averiguó preocupada de que haya sido obligado, de que haya sido por su bien.
- Fue mi elección y a cambio tengo que dar mi confianza – Apuntó con sencillez.
Kira lo miró en blanco., era tan críptica esa explicación
- Ya mi tío nos lo explicó una vez... Estaban probándonos para ver si podíamos ascender, porque eso es lo que se nos pedía. Es entregarlo todo a alguien del consejo y trabajar codo a codo, como una unidad. He comprendido que si no hay secretos, menos fácil es encontrar grietas – Explicó - Y ahora me he comprometido – Agregó.
- Pero, él no mencionó a nadie del concejo... - Replicó Kira – En ese momento hablaba de ti y de mi – Recordó un tanto apenada por el resultado de ese recuerdo - ¿A quién entonces? – Inquirió inútilmente, cuándo ni siquiera podía recordar la cara de algún otro miembro que no fuera Monseñor. Como si aún fuera su derecho.
Zairen la miró, había una súplica tras esa mirada, Kira podía sentirla halando de ella.
- Aun podrías ser tú – Le dijo inseguro – Es decir, aún... Si tú lo quisieras – Balbuceó – En realidad, es lo que yo quiero... Siempre y cuando me elijas – Soltó tapándose la boca con el puño - ¡Ah mierda! – Murmuró negando con la cabeza.
- ¿Quieres que sea yo? Es decir... Tú antes. No... ¿Aún puedo ser yo? – Cuestionó sintiéndose ridículamente retraída.
A buena maldita hora salía a flote la mujercita sensible dentro de ella, juraba que la había encerrado en un lugar seguro y había dejado la llave escondida a buen recaudo.
- ¿Quieres? – Exhaló él sonando abiertamente esperanzado. Se puso de pie y llegó hasta ella – Por favor, siéntate... aún estás convaleciente – Le indicó tomándola suavemente de la mano.
Estaba tratando de no tocar los vendajes en dónde las garras del demonio la habían cortado, tanta sutileza la ponía nerviosa. No quería que fuera tan cuidadoso, tan delicado, como si la viese como algo frágil y único, como mujer que lo complementaba de nuevo, como si el estúpido y frágil nudo en esas amarras que los habían unido estuviesen de vuelta.
No importaba cuánto lo había anhelado secretamente en su corazón, la desconfianza se revelaba dentro de su estómago. Sin embargo, se dejó guiar por él hasta el sofacama.
- ¿Qué me estás pidiendo exactamente? – Formuló para verificar si estaban en páginas diferentes de nuevo.
Zairen se arrodilló frente a ella.
"No te sonrojes", se ordenó furiosamente Kira. ¿Qué estaba haciendo Zairen? ¿Creía que eso era una estúpida propuesta de matrimonio o qué?
- Quiero que tú quieras, que te quedes a mi lado aun sabiendo todo de mí, que seamos uno – Expuso él, encorvándose, dejando descansar su cabeza sobre los vendajes de su rodilla, que además de estar tirante como el resto de su piel no mostraba mayor signo de los macabros surcos sangrientos que la habían hecho gritar.
Kira tragó grueso, ni siquiera sabía que es lo que iba a responder, incluso ella estaba expectante a la guerra en su cabeza. Apretó los labios, cuando los despegara la elección estaría tomada.

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La mano de Dios
ParanormalNadie sabe que sucedió. Solo pasó. Un día los demonios salieron del lugar inmundo en el que se suponía tenían que estar e hicieron fiesta con nuestras debilidades. Un día solo irrumpieron y tiñeron el mundo de más sangre y más c...