Capitulo 7

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Cuando entre a mi cuarto Luccian estaba con la camisa puesta y sentado en mi cama con una sonrisa, miro la gorra que tenía en mis manos.

-         Verga se me olvido la gorra. – Palmeo la cama para que me sentara.

-         Hay voy. – Agarre la camisa que estaba a su lado que era la que me quito, me dieron ganas de bajar, y como ya había escampado un poco… la lluvia fue momentánea, pero seguía lloviznando.

-         Dame la camisa  – Se la di, se paró de la cama – Estira el brazo.

-         ¿Para que?

-         Yo te la pongo. – Me sonrió exageradamente.

-         La lluvia fue momentánea ¿Quieres bajar un rato? – Le di un beso en los labios.

-         Si tú quieres bajamos – Se asomo en la ventana – Si dejo de llover vente. – Me agarro la mano.

Salimos agarrados de manos, cerré la puerta y estuve pendiente de quien veía pero al parecer nadie, el me deba muchos besitos mientras bajamos, cuando baje no estuve pendiente y sin darme cuenta mi hermano estaba cerca del edificio y vio como baja de la casa con Luccian al darme cuenta de que el nos observaba me dio un poco de miedo su cara reflejaba mucha rabia, le apreté la mano y seguí caminando. Le pase por un lado sin mirarlo, me fui a la casa de Lilian para que saliera con nosotros, vivía solo unos edificios más allá del mío.

Ella vivía en el penúltimo piso, al llegar Luccian hizo una expresión exagerada de cansancio, aunque debería estar acostumbrado porque yo  vivo en el último piso.

-         ¡Lilian! – Toque el timbre pero no sonó así que grite.

-         Hay voy – Abrió la puerta al vernos sonrió – Epale chicos pasen. – Abrió la reja

Entramos las paredes eran de color beige y blanco tenían muchos cuadros puestos, había un sofá blanco esquinero, tenían una repisa de madera de puros adornos, y al frente del sofá había un televisor pantalla plana, había una pequeña mesa de cuatro personas, las cerámicas del piso parecían como si fueran de madera era una casa muy hermosa.

-         Ahorita vengo. – Dijo Lilian yéndose a su cuarto.

Yo me senté en el sofá, y Luccian fue al baño, al regresar se sentó a mi lado.

En ese momento sonó mi celular era un mensaje:

“Buenas noches chica del helado” Era Jim se me escapo una sonrisa al leerlo Luccian me alzo una ceja y trato de quitarme el celular pero no lo deje.

-         Deja el chisme.

-         Primero ¿Quién te envía mensajes? Y segundo ve a ver si te compras un celular más bonito ese perol es bien feo. – Le golpee el brazo.

-         Deja mi perol en paz ese eres tú que como eres hijo único le compran todo lo que pide y más si tus padres tienen dinero. – Mi celular era un perol pero igual me había durado mucho y con él me sentía bien no me hacía falta un súper celular.

Los padres de Luccian eran adinerados y además el era hijo único así que le daban todo lo que pedía, el valoraba todo lo que le daban algo extraño ya que la mayoría de las personas así son mal agradecidas.

-         Te comprare uno o si no cuando me den el otro te doy este – Dijo mostrándome su celular –  porque de verdad esa vaina es una porquería ni le sirve la hora. – Se echo a reír.

-         No te metas con mi perol, pero que hablas, si tú eres más porquería aunque sea mi perol no me traiciona. – En ese momento su facciones cambiaron mucho me miro horrible y se fue para las escaleras del edificio.

Entre Amores y DoloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora