Capitulo 10

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Nos montamos y al igual que en la camioneta quede yo sentada y el parado a la siguiente estación se bajo la chica que estaba mi lado y espero a ver si una mujer se sentaba pero como ninguna lo hizo se sentó él a mi lado.

-          ¿A dónde vamos? Y ¿Qué vamos hacer? – Recosté mi cabeza en su hombro y el su cabeza en la mía.

-          A Bellas Artes.

-          ¿Ah? ¿Qué vamos hacer allá?

-          Vamos andar por ahí.

-          Bueno. – Cerré los ojos y suspire me quede dormida tenía mucho sueño.

-          Despierta faltan dos estaciones. – Abrí  los ojos despacio estábamos en Plaza Venezuela se estaban cerrando las puertas.

-          Si hay gente en el metro.

-          Siempre.

-          Si vale, la gente si usa el metro. – Lo dije como si estuviera obstinada.

-          Pero cálmate tampoco para que te obstines. – Se echo a reír.

-          ¿Qué hora es?

-          Que fastidio contigo – Dijo riéndose saco su celular – Son las tres y cincuenta.

-          ¿Tan rápido?

-          Es que cuando dije que eran las dos eran en realidad las dos y cincuenta y algo.

-          ¿Por qué mentiste?

-          Porque cuando me pare a ver la hora en la computadora, vente bájate ya – La gente no nos dejaba salir pero igual salimos empujando a todo el mundo – Bueno cuando la vi me acorde de que la computadora tenia la hora mala y te dije fue la de la computadora pero cuando fuiste al baño vi la hora y eran casi las tres.

-          Ah ok.

Caminamos rápidamente y no entendía porque, si todavía quedaba tiempo, el simple hecho de estar en Caracas estresaba. Al salir del metro caminamos más despacio agarrados de manos, a mi me sudaban  y siempre me daba como pena, al estar mucho tiempo agarrada de manos con alguien  me sudaban mucho y como teníamos tanto rato era algo horrible al parecer a él no le molestaba pero a mi si, se le solté y él se me quedo mirando.

-          Ah bueno ya lo dijo. – Camino rápido se había molestado el si se molestaba con facilidad.

-          Espérate que fastidio.

-          ¿Por qué me soltaste la mano?

-          Porque me sudan y me da pena.

-          ¿Enserio es por eso?

-          Si.

-          Pero a mí no me molesta.

-          Pero a mí sí.

-          Bueno dámela. – La soplo y la limpio con su pantalón y me la agarro – Ya está seca. – Yo me eche a reír el me dio un beso rápido, me sonrió, no sabía porque me encantaba tanto su sonrisa era pero tan hermosa a mi me fascinaba cuando sonreía me sentía feliz.

-          A mí me gusta mucho tu sonrisa.

-          ¿Qué?

-          Que me gusta mucho tu sonrisa es hermosa.

Entre Amores y DoloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora