Capitulo 11

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-          Muy entretenida ¿no? Viendo mis mensajes. – Dijo Luccian con un tono de decepción en la voz pero igual seguía sonriéndome.

-          Pues si ¿Y sabes que encontré? – Lo dije sarcásticamente – Que te vas a la mierda que no te quiero ver más. – Se quedo en shock.

-           ¿Qué? ¿Eres loca? ¿Qué paso vale? 

Agarre el chocolate y la Samba y me pare para irme – Agarraría el chocolate no tenía dinero para comprarme uno porque deje mi cartera en su casa y estaba bastante triste no me importaba si me decía algo – El agarro lo demás y me quito el celular, lo vio y fui ahí donde comprendió mi furia, yo tranquilamente camine para bajar hacia mi casa me quedaría sentada allí hasta que mi hermano volviera.

-          Déjame explicarte.

-          No me expliques nada Luccian olvídalo déjalo así, yo te comprendo la gente miente todo los días – Iba caminando, el me seguía – Tranquilo el problema es que ¡YO SOY MUY TONTA! – Alce tanto la voz que ya se había convertido en gritos pero volví a calmarme y a bajarla – Creyendo como siempre tus mentiras – Me agarro por un brazo para que no siguiera caminando ya se veían las muchachas, casi todos se habían ido quedaban ellas Willy, Dley, Alejandro y Daniel - ¡Suéltame Luccian!

-          Cálmate déjame explicarte.

-          ¿Qué me vas a explicar? No quiero oírte.

-          Pero escúchame, las cosas no son siempre lo que parecen.

-          ¿Entonces aquel día tú estabas cumpliendo un aniversario de un mes pero como mejores amigos?

-          Estamos hablando de ahora.

-          No de ahora no, de siempre, porque ¡YO SIEMPRE SOY LA TONTA QUE SE CREE TUS MENTIRAS!

-          Pero velo tu misma, toma el celular y ve – Me dio el celular.

-          No quiero ver nada ¿Ahora que cuento me vas a inventar? – Puse el celular en el suelo.

-          ¡ESCUCHAME!

-          No quiero.

Salí corriendo, no quería, no pretendía, no iba a escucharlo, así viniera quien viniera a decirme que lo escuchara no lo haría. El me seguía de cerca.

Todos se nos quedaron viendo, me sentí un poco apenada iba a ir a donde Lilian a buscar mis zapatos después me iría a mi casa a esperar a mi hermano en las escaleras así sea hasta las tres de la mañana, era seguro que subiría y además si no lo pensaba hacer le iba a pasar un mensaje.

-          ¡¿No me vas a escuchar?! – Me voltee a verlo, estaba lejos de mí, me sorprendió pensé que me seguía de cerca.

-          ¡NO! No quiero verte más nunca, búscate una novia y olvídame y yo te olvidare.

-          Está bien no me escuches allá tu, tranquila que tengo una en dos días. – No podía ser más imbécil.

Me voltee para no ver como se iba, estaba en medio de la calle luchando por no llorar, respiraba profundo y todo el mundo me miraba fijamente, pero no aguante y se me salieron las lagrimas pero al parecer nadie lo noto porque mis amigas no se acercaron a decirme nada – menos mal no quería ser la chica que lloraba por un chico – salí corriendo a mi casa, no podía ir a buscar mis tacones así todo el mundo se daría cuenta.

Corrí a mi casa cuando llegue me senté de modo que la espalda estaba pegada de la reja, estire la piernas y trataba de no llorar, respiraba profundo con los ojos cerrados, el vecino no había prendido la luz de afuera y estaba oscuro, aunque se podía distinguir todo.

Entre Amores y DoloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora