El Mundo Escondido

El comienzo de una aventura

**Narra Hellen**
-Hellen se levanta de su cama con el ruido de algo caerse al piso de madera de la cabaña donde vivía ella y sus abuelos. Fue corriendo al comedor a ver qué se había caído, encontró a su abuela en la alfombra sentada recogiendo los pedazos de vidrio de una taza.

-Ella se despreocupo al saber que su abuela estaba bien y la fue a saludar, le preguntó por el abuelo y ella le contesta que estaba en el portón regando las plantas ya que aunque fuera un bosque tenía 1 semana sin llover, todas las plantas se marchitaban poco a poco y mi abuelo hacia lo que podía para que no se murieran, lo fui a saludar y él me abrazó con una sonrisa en el rostro.
....
-Estoy en el bosque dando vueltas con mi arco y mis flechas a ver si encuentro un conejo o un venado, está anocheciendo y los animales ya se habrán ocultado por el frío y helado viento de la noche.

-Oigo pisadas y como mi oído está bien afinado igual que mis otros sentidos logró detectar algo y le doy justo en el corazón, era una liebre muy linda pero empapada por la sangre que emanaba su cuerpo con la flecha clavada.
....

-Es muy tarde y mi abuela debe estar preocupada, pienso yo al ver el cielo oscuro como el carbón.

- Veo una radiante luz y voy corriendo pensando que es la cabaña, tropiezo con una roca y caigo al suelo y la liebre sale volando hacia la luz.

-Al levantarme quedo sorprendida al ver que de cerca no era la luz de la cabaña era la luz del sol que salía de esa rara puerta transparente que parecía llevar a un lugar totalmente diferente, hermoso e inolvidable.

-Trate de recoger la liebre pero hay algo que no me deja entrar la mano, el pie o algo de mi cuerpo dentro de ese raro portal o puerta mística que llevaba hacia el otro mundo.

- Tenía mucha curiosidad pero no podía hacer nada y no podía descubrir de que se trataba, regreso a mi cabaña con mis abuelos en todo el recorrido fui pensando en ese raro portal o puerta mística y como es que está a en un lugar poco habitado, me estaba muriendo del hambre y creo que me desmayé porque no recuerdo nada después que mi abuela abriera la puerta, había recorrido casi todo el bosque.

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