tengo 22 años y soy virgen . si usted dirán " oh con 22 y no la ha perdido ", pero simplemente he estado esperando al hombre indicado .tengo novio ,su nombre es :lucho, y bueno, creo que es el hombre de mi vida . voy a perder mi virginidad con el...
-Señorita Arizaga -dijo sonriendo y me miró a los ojos- ¿En serio usted es virgen? es raro ver a una mujer tan hermosa como usted, virgen. -Sí doctor, soy virgen -me mordí el labio, es que por mí ya estaría teniendo sexo desenfrenado con este doctor. -Ahm, bueno -retiró su dedo y me miró- Puede ir a ponerse lo que le falta de ropa.
Retiró su guante y se fue a sentar a su escritorio nuevamente. Me levanté de la camilla, sintiendo como toda la sangre de mi cuerpo se había dirigido a mi feminidad, es que la excitación había sido mucha. Entré al baño, tomé un poco de confort y me limpié el fluído que había soltado gracias al Doctor Porcella. Luego de eso, me puse mis bragas y mis jeans. Salí del baño y me fui a sentar en el escritorio con Nicola
-Bueno, señorita Angie, por lo que observé y lo que salió en la muestra esta todo bien. Ojalá disfrute de su primera vez con su novio -rió un poco. -Gracias Doctor -sonreí. -Bueno, aquí están las pastillas que debe tomar. -me pasó la receta.
Veamos... "Usted no debe tomar pastillas, solo tenerme de pareja única, Atentamente, Doctor, Nicola Porcella". Sentí como mi boca se abrió involuntariamente por la impresión de aquel mensaje, dejé la receta sobre la mesa y lo miré. Sus ojos mieles penetraron mi mirada, como si estuviera devorándome. ¿Por qué hago todo involuntariamente? ahora mordí mi labio. Él se levantó de la mesa y se acercó a mí, yo me quedé paralizada, sentada, sentía como el aire se ponía caliente, Dios. Se acercó a mi oído y pude oír un "Tu decides, si te quedas o te vas...". ¿Qué haría? pff, adios con lucho , puedo sonar como una puta, pero este Doctor ¡Me volvió loca con tan solo conocerlo en una hora! ¡UNA HORA!. Asentí con la cabeza y me puse de pie. Nicola me apegó a su cuerpo y rápidamente, en cuestión de segundos, ya tenía unidos sus labios con los míos en un ardiente beso, sí, esos labios que tanto había mirado durante la hora, estaban besándome. Su lengua recorría toda mi cavidad bucal. Me estaba derritiendo, o bueno, algo se estaba derritiendo allí abajo. Oh no, por favor no, no nuevamente. ¡Un poco menos y empezaba a mojar el pantalón! De que tenía ya las bragas empapadas era una afirmación. Poco a poco fui sintiendo su erección contra mi vientre. Puso una mano en mi trasero. Comencé a desabrochar su camisa y....
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.