capitulo 8

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  Capitulo 8
¿Estúpida mal agradecida? ¡Me estaba obligando a venirme a vivir con él! ¿Qué mierda pasa por su cabeza?
Me paré de la mesa también, fui a la habitación y me coloqué mi ropa que estaba doblada en una silla de ahí. Sin avisarle a Nicola me fui de su casa, en estos momentos la persona que menos me importaba era él. Caminé a tomar un taxi, cuando lo hice me dirigí a mi casa. Cuando entré estaba todo tirado, creo que la pelea si había sido fuerte. ¿Nicola había arriesgado su vida por mí? Mierda Angie, deja de pensar en Nicola. Cerré la puerta con llave y subí a mi habitación a tomar una ducha, acabé y me puse un buzo. Bajé y me puse a ordenar el desastre. Cuando terminé me quedé viendo televisión. Mi celular que estaba en la pequeña mesa de al lado del sofá comenzó a sonar. Lo tomé y me aterré cuando vi quien era, Mario. No sabía si contestar o ignorar el celular, cambiar el número o algo por el estilo.

-¿Dudas si me contestas o no perrita? –escuché una voz detrás de mí, mierda, Diego estaba detrás.
-No, no es eso, es que... es que me quedé observando... tu nombre –dije tartamudeando.
-Claro, claro, observando mi nombre –me agarró del cabello levantándome del sofá y me arrastró hacia él.
-Mario suéltame por favor –sollocé.
-Quien mierda es Nicola Porcella.
-¡Mi doctor! ¡lucho  suéltame!
-A mí no me grites, ¡puta! –Me lanzó contra el piso con toda la fuerza que tuvo- ¡Eres una maldita puta! ¡Zorra!
-¡lucho  me duele! –lloré muy fuerte, las lágrimas caían sobre mis mejillas.
-¡Te voy a dar lo que te mereces perra! –me golpeó fuertemente al lado del ojo derecho y me arrastró del cabello a la habitación.

Estaba débil y algo mareada por los golpes. Al llegar a la habitación Mario me tiró sobre la cama bruscamente haciendo que golpeara mi cabeza con el respaldar de la cama, que para mí desgracia, era de fierro. Quedé más débil y más mareada, veía todo borroso. Pero aun así pude alcanzar a distinguir que él se estaba sacando la remera que traía puesta, luego sus zapatillas, sus calcetines, sus pantalones, y finalmente su bóxer, lo tenía desnudo frente de mí. Estaba inmóvil, me dolía todo el puto cuerpo. No podía hacer nada cuando sentí que el comenzaba a quitar mis sandalias, luego mi short, mi blusa, mi brasier y finalmente mi braga. Ambos desnudos. Apenas podía pensar, pero lo que pensaba era en que lucho  me iba a violar en este instante.
-Primero te voy a dar disfrutar de mí, perra de mierda –dijo con una voz que en mi cabeza sonaba como un eco retumbante que me hacía doler.

Y ahí fue cuando me abrió la boca a la fuerza y metió su erecto miembro en mi boca. Me tomó del cabello haciendo que lo metiera hasta el fondo, hice arcadas. Ahora follaba mi boca con fuerza, me ahogaba cada vez que su miembro llegaba a mi garganta. Acabó en mi garganta, obligadamente tuve que tragar. Y bueno, supongo que ya saben que pasó luego de eso. Fui abusada sexualmente por él.

Desperté y miré el reloj. Cuatro de la madrugada. Me duele todo el puto cuerpo. Me miro y aún sigo desnuda. Miro a Mario, durmiendo profundamente. ¿Me quedo o me voy? Mi cabeza tiene esa pregunta. Estoy asustada. Pero me arriesgaré y me iré. Esta noche la pasaré en la calle.
Me levanté suavemente procurando no despertar a mi abusador. Tomé la ropa que estaba en el piso y me la puse suavemente también. Sentía que si me la ponía normalmente, me quebraría. Saqué mi maleta de "emergencia" de atrás de unas cortinas. Esa maleta la tenía con ropa y frazadas por si había un terremoto o algo por el estilo, nunca imaginé que la sacaría para un caso como este. Miro por última vez a Mario y acomodo un mechón de mi cabello detrás de mí oreja. Se ve tan tranquilo, como cuando lo conocí. Sinceramente no sé dónde quedó ese Mario. Suspiro y salgo de la habitación, para luego salir de la casa sigilosamente. Mi casa. Que ya no era mía.
Me dirijo lo más lejos que puedo de esa maldita casa, cerca de la casa de Nicola, pero no, no iré donde el, no ahora. Iré mañana por la mañana a su consulta médica. Me quedo debajo de un árbol, coloco mi maleta como asiento y me duermo.
Despierto con la voz de niños pequeños, abro los ojos y veo que todos se dirigen a sus escuelas. Miro mi reloj en mi muñeca, ocho de la mañana. Me levanto, tomo mi maleta y voy a tomar un taxi para ir a la clínica de Nicola. Lo tomo y me dirijo a ella. Cuando llego, le pago al conductor. Bajo, dejo la maleta en una custodia de ahí. Olvidé mencionar que todo se me hace más difícil por mi brazo quebrado y el yeso. Me ordeno un poco el cabello y subo el ascensor. Cuando llego al piso de la oficina de Nicola, lo veo. Lo veo a él conversando con su apuesta secretaria. Pero no, no están hablando felizmente, están discutiendo. La rubia se para, toma su bolso y se dirige al ascensor, me quedo ahí asustada. Cuando ella llega a mi lado, me fulmina con la mirada y sube al ascensor. Cuando vuelvo a mirar a Nicola, el dirige su mirada hacia mí. Como estoy de lado supongo que no puede notar el moretón que Mario me dejó. Otra fulminada de mirada más hacia mí ahora de parte de él. Se voltea y empieza a caminar a su oficina.

-¡Nicola espera! –casi corro a él, pero solo fui caminando rápidamente, cubriendo con una mano mi moretón  

-¡Nicola espera! –casi corro a él, pero solo fui caminando rápidamente, cubriendo con una mano mi moretón  

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                                                     lucho violando a angie

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