«2da Herida»

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«2da Herida»

POV. Daniel.

Estaba ahogado, sentía una presión en mi pecho, una presión punzante.... Las plumas negras adornaban el cielo rojizo, cuando de pronto, desperté.

Me encontraba recostado aún en la cama, en una posición un tanto extraña, con mis manos apretando la camisa de mi uniforme con fuerza... aflojé el agarre y busqué un reloj para ver la hora, 18:00 pm, no había pasado ni siquiera media hora desde que Caín se había ido de mi casa.

— ¿Hermano estás allí? – Escuché la voz de mi hermana, Zenia, tocando la puerta de mi habitación.

— Aquí estoy. – Respondí, me levanté de la cama, me dirigí a la puerta y abrí esta, donde suponía que estaría ella parada. Y en efecto, allí se encontraba mi hermana... Con su cabello trenzado y teléfono celular en mano.

— ¿Qué quieres? – Pregunté al ver que ella no hablaba, estaba concentrada en el mensaje de texto que enviaba, seguramente a una de sus amigas.

— Tengo un favor que pedirte. – Habló.

— ¿Cuál?

— Josh está aquí, quiero que evites que mamá y papá entren a mi cuarto, ¿puedes? – Pregunto lo último cambiando su tono de voz a uno más dulce.

Josh era el novio de Zenia... Apenas llevaban tres semanas saliendo, y el único inconveniente en contra de su "hermosa relación" (como Zenia la describía), era que nuestros padres no conocían su noviazgo, y como eran tan apegados a la iglesia de seguro que si se enteraban iban a enfadarse mucho, yo era el único que sabía sobre "ellos" y no me sentía muy a gusto sabiéndolo, de por sí ya era un cómplice.

Al pensar en una relación de pareja se me hizo un nudo en la garganta.

— Pensé que ya le había dicho a nuestros padres sobre lo de ustedes.

—No, no lo he hecho aún... pero ¿puedes hacerme el favor o no?, Josh está abajo esperándome.

— Bueno, pero aún eres muy enana para tus burradas de amoríos. – Me burlé.

Zenia tenía 15 años recién cumplidos... Mientras que yo aún tenía 17, la diferencia era de 2 años y pese a nuestros insultos diarios ambos nos queríamos... A nuestra manera, claro. Yo conocía todo sobre ella, pues ella tenía la suficiente confianza en mí para contármelo, y aunque ella dijese que me conocía, solo era mentira... ella no sabe nada sobre mí, ella solo sabe lo que muestro, lo que yo doy a conocer.

— Gracias, eres el mejor. – Me alago y salió corriendo escaleras abajo para llamar a su novio.

Bajé las escaleras y me senté en la sala de estar de la casa, allí esperaría hasta que mis padres llegaran, hablaría con ellos... Y evitaría que llegaran a la habitación de Zenia.

— Hola Josh. – Saludé al novio de mi hermana. Este me miró y sonrió.

— Hola Daniel. – Me analizo un momento hasta que Zenia lo tiró del brazo.

— Vamos a mi habitación.

Los miré a ambos.

— No hagan nada indecente. – Dije.

— Lo tendré en cuenta. – Josh me guiñó el ojo y subió con mi hermana.

Estuve sentado en el sillón poco menos de 10 minutos antes de que llegaran mis padres, me encontraba leyendo un libro, cuando entraron por la puerta, tomados de la mano como siempre. Los observé, mi madre una mujer atareada de 43 años y mi padre un hombre trabajador de 45 años... Ambos son realmente estrictos.

«Heridas»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora