«9na Herida»

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«9na Herida»

POV. Daniel.

Caín se retiró de mi hogar, con un semblante realmente serio, no dijo adiós, simplemente se levantó, tomó sus cosas y se fue de la casa. Veía como su ancha espalda se iba alejando cada vez más, y un dolor mental en mi corazón se hizo presente... la verdad no quería quedarme solo en esa casa, la verdad no quería que él se fuese. Decidí darme una semana de descanso, y no fui a la escuela, Zenia no volvió a casa en toda la semana y mi madre tampoco.

El lunes siguiente, llegue a la escuela como "siempre". Agotado con sueño... Con las mismas pesadillas en mi cabeza, y aunque había faltado una semana completa, era imposible descansar con constantes pesadillas.

Me topé con Zenia a la entrada, esta paso de largo sin siquiera saludarme, no me lo esperaba de ella. Al menos supe que se encontraba bien. Caín no fue a clases ese día. Genial.

Me senté en mi banco, no tardo mucho tiempo hasta que toco el timbre para comenzar las clases. El día fue aburrido... Pero faltaba algo... Es algo que hacía que todo diera vueltas...

— Antes te reías mucho, bisílabas conmigo, te veías feliz, ¿qué te pasó? – Preguntó Joan de pronto mirándome angustiado mientras yo arreglaba mis cosas para retirarme e irme a casa.

— Solo deje de fingir. – Dijé dándole una sonrisa al guardar mi estuche carente de lápices.

Hizo una mueca y asintió. Ignoro completamente mi comentario.

Se quedó a mi lado mientras ordenaba mis cosas.

—¿Joan te vas con nosotros? – pregunto Stefy.

—No, esta vez me voy con Daniel. – le hice una mueca de desagrado.

Stefy y Cameron se retiraron del salón.

De pronto sonó el teléfono de Joan, este se alejó y contestó sin ningún problema.

" —¿Halo?, sí.... Si estoy con el..."

¿conmigo?

" Estas seguras.... ¿Quieres que se lo diga yo? No, no hay problema.... Sí, me aseguraré de que vaya. adiós".

Joan cortó la llamada y me miró seriamente mientras que con su mano rascaba su nuca algo incómodo.

— No... No sé cómo decirte esto. – Comenzó a hablar. — EH... Dan... Bueno, tu padre acaba de fallecer.

Y ¡bum! Allí está la cosa extraña que esperaba este día.

— Tu madre está en el hospital, Zenia me lo acaba de informar, ¿quieres que te acompañe?

Tomé mis cosas y comencé a correr, salí del colegio y corrí, corrí y corrí, me daba igual a ver dejado a Joan solo en el salón, yo solo corría con todas mis fuerzas, tropecé con mucha gente en el camino... El hospital estaba a doce calles de distancia, pero estaba tan eufórico que en ese instante no me importaba correr demasiado hasta llegar a aquel lugar, los sentimientos se me acumulaban en la boca del estómago.

Risa

Alegría

Pena

Odio

Decepción.

Pero entre todo eso, la alegría y la decepción predominaban más que todo, estaba loco, claro... siempre lo tuve presente, pero la decepción que me invadía era enorme... Y era decepción por mí mismo, y solo recalcaba una pregunta en mi cabeza.

«Heridas»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora