«3ra Herida»
POV. Daniel.
Al día siguiente no fui a clases, tampoco al siguiente, ni al siguiente de ese... realmente falté por lo menos por una semana... estuve todo ese tiempo en casa, mis padres siempre salían antes que mi hermana y yo al trabajo y volvían hasta muy tarde, jamás se daban cuenta si faltábamos a clases o no. ¿la razón?, estaba cansado.
Cuando volví a clases tuve que ponerme al día con trabajos, tareas y pruebas en las trece diferentes materias que cursaba (lenguaje, matemáticas, física, química, biología, inglés, artes, música, tecnología, deportes, filosofía y economía doméstica). Si bajaba el promedio de "excelente" a "logrado", tendría una muy seria discusión con mis padres, para ellos un "logrado" era demasiado deficiente para un hijo suyo, (pero eso solo aplicaba conmigo), ellos no le exigían nada a Zenia.
Nadie se acercó a preguntarme: "¿Por qué faltaste?" O un "te extrañamos", no, eso solo pasa en las series y en las películas de televisión. Somos tan individualistas que solo nos preocupamos por nosotros y no por el que está a nuestro lado.
Cuando entré al salón (había llegado tarde), muchos me quedaron mirando, pero no dijeron ni una palabra, Joan me hizo una seña con la mano, pero tampoco se acercó a saludarme, al llegar a mi puesto simplemente me senté y miré hacia adelante, tratando de ponerme al día con la clase.
Así fue todo el día, clase tras clase, entregando trabajos e inventándole escusas a los profesores por mi ausencia en esos días, como cualquier otro estudiante normal, aunque yo no me consideraría cien por ciento "normal".
— ¿Vamos? – preguntó Caín golpeando repetidas veces con su dedo mi mesa.
Lo miré fijamente... Aún no tenía claro cuál de todas mis bellas historias le contaría este día.
— Sí.
— ¿A dónde irán? Preguntó de pronto una chillona voz detrás de Caín, la voz de la chica nueva que se le pasaba con Joan, Estefanía.
— No te intere-. – Dije con el fin de no entablar una conversación con ella, pero fui irrumpido.
— La casa de Dan. – Respondió Caín sonriendo con una sonrisa coqueta.
— ¿En serio? – Dijo la rubia algo "emocionada". —¿A qué van?
— que te impor-. Nuevamente fui interrumpido por Caín.
— A charlar una que otra cosa. – Respondió Caín.
— Ya veo... ¿y puedo ir? – dijo.
Que metida. Dije para mí.
— No. – Respondí esta vez yo, pero al parecer mí no venía con eco.
— Lamentablemente no podemos llevarte Stefy, pero para otra ocasión será, te lo juro.
Caín hablaba como todo un galán, haciendo que Stefy adquiriera un rojizo color en sus mejillas.
— Bueno, entonces será para la próxima. – Se quedó callada y miró hacia donde estaba Cameron. — ¡Hey Cameron!, ¿tienes algo que hacer? – Gritó desde donde se encontraba con nosotros, hasta donde se encontraba el petiso pelirrojo, al otro lado del salón.
— No, ¿por qué?
— ¿Quieres salir a tomar un helado? – Preguntó energéticamente.
Cameron asintió desconfiadamente y ambos se retiraron del salón. Caín se quedó callado, al igual que yo, luego de un rato, hablé.
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«Heridas»
Fiksi RemajaHeridas de guerra; guerras internas. El deseo cegador de ser escuchado. El corazón humillado. Cada herida en tus brazos tiene una larga historia. El sabor de la angustia es amargo. El dolor de ser rechazado. La atención de ser escuchado. El amor nac...