Lo correcto

14 4 2
                                    

Inna sonrió ante mi respuesta y enseguida se puso a contarme todo lo que haríamos. Básicamente lo que tenía que hacer se centraba en dejarles pasar. En las puertas de las granjas habría soldados y cuando entrase debía esparcir un líquido que les durmiera para que algunos Avalons entrasen y sacaran a todos los demás. Desgraciadamente solo podríamos hacer esto una vez, pues era de esperar que avisasen de que yo estaba con ellos. Parecía bastante fácil y así podría devolverles el favor. Cuando terminó de contarme los detalles llamó a Rona, que había desaparecido durante toda la mañana, para comer algo. Con todo lo que Inna me tenía que contar, olvidé completamente preguntarle por Rona, pero de todas formas prefería hablar con Ilya.
Comimos tranquilamente mientras la chiquilla le contaba a su madre el libro sobre plantas que había encontrado. Se la veía ilusionada enumerando cada propiedad curativa que había aprendido hasta que preguntó por Misha. La sonrisa que hacía unos instantes iluminaba la cara de su madre desapareció.

- Misha tardará unos días en volver, cariño, se ha ido un tiempo a la Casa.

La niña hizo un mohín pero se mantuvo callada. En cuanto a mi, la culpabilidad de que Misha se hubiera ido se veía interrumpida de vez en cuando con lo extraño que le había sonado el lugar al que había ido el mayor de los hermanos. Decidió no preguntar pues el ambiente se había vuelto tenso. Al terminar, Inna tuvo que marcharse a hacer algunos recados y se llevó a Rona con ella, a la que puso una capucha cubriéndole los ojos. Me dejó algunos libros ajados por el uso para que me entretuviese pero ninguno llegó a engancharme. Todos ellos eran novelas caballerescas y no me gustaba mucho el género. Estaba leyendo uno sobre un hombre que se volvía loco cuando me quedé dormida, o eso supuse ya que cuando volví en mi, me encontré a Ilya tocando levemente mi hombro.

- No debería dormir ahí, se hará daño.

- Sí, no me di cuenta. ¿Hemos vuelto a las formalidades?- Pregunté molesta mientras me rascaba los ojos.

- Lo siento, cuesta mucho deshacerse de las costumbres.- Sonrió avergonzado y se echó hacia atrás el pelo enmarañado que le cubría la frente. Estaba lleno de polvo y parecía cansado.

- ¿Qué hora es?- Miré a mi alrededor pero ninguno de los miembros de la familia se encontraba en la casa.- ¿Dónde están todos?

- Yerik vendrá ahora, se ha encontrado un bicho interesante y ha dicho que era su deber observarlo.- El chico puso una mueca divertida imitando la cara de concentración que habría puesto su hermano provocando que se escapara de mis labios una risa.- A mi madre y a Rona me las acabo de encontrar cuando venía hacia aquí y me han dicho que iban a ver a una compañera de mi madre, y Misha... bueno, el tardará en venir.- Noté como esquivaba el tema preocupado por no hacerme sentir mal.- Y en cuanto a la hora, no es muy tarde, el sol acaba de ponerse.

Se sentó en el hueco del sofá faltaba por ocupar a mi lado y cerró los ojos echando la cabeza hacia atrás. Soltó un suspiro cansado y relajó los músculos. Yo me aparté un poco para que tuviese suficiente sitio recogiendo las piernas contra mi pecho. Apoyé la cabeza en las rodillas y me quedé observando como sus pestañas proyectaban sombras en sus mejillas manchadas. Tenía marcas oscuras bajo los ojos y la ropa arrugada. Gracias  a la luz de la habitación, pude darme cuenta de que unas cuantas pecas recorrían su nariz y parte de las mejillas y no pude evitar sonreír al imaginarme a un pequeño Ilya correteando por ahí con la cara llena de pecas. Recordé una escena de mi infancia con Jane, cuando me llevó al jardín por primera vez, pues mis padres decían que el barro no era un juguete digno de una señorita. Yo había corrido hasta caer desfallecida mientras Jane sonreía con ternura. Ese debía ser mi recuerdo más feliz. AL pensar en es me acordé de lo que había pasado por la mañana y no pude evitar que la pregunta saliera de mis labios.

A través de la Sangre (Annia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora