Jane

9 3 1
                                    

Nos quedamos así un rato, intentando sosegar nuestras respiraciones. Veía los labios del chico un poco hinchados y sonrojados por el beso, y notaba como sus manos temblaban levemente. Yo no estaba mejor, no sé cómo habíamos acabado así. Me gustaba Ilya, eso estaba claro, era dulce, noble y divertido, pero nunca me había planteado que me gustase de esta manera. Sin embargo, sabía que eso no era todo. Desde la noche de la fiesta en mi casa, cuando lo conocí me había sentido atraída, no había reparado en ello y el sentimiento había crecido haciendo que notase mi piel ardiendo cada vez que me tocaba, aunque fuera de manera casual. Sabía que no era el momento idóneo para andar con esta clase de pensamientos, pero no podía evitar querer que esa electricidad que emanaba, recorriese mi cuerpo otra vez. Se apartó, pero sostuvo una de mis manos entre las suyas.

- Deberíamos iros, estarás cansada. – Se levantó y tiró de mi hacia arriba haciendo que caminase junto a él.

Estaba aún muy confundida por todo, la discusión que tuve con Ilya, toda la información nueva que me había dado Layla, lo de Shurik... y sobre todo esto. No había dicho una palabra desde que nos habíamos puesto en marcha y me estaba poniendo nerviosa. Quizá se arrepentía, posiblemente había sido un acto impulsado por la tensión del momento. Pensar eso hizo que un nudo se formase en mi estómago y me enfadé conmigo misma. ¿De verdad estaba pensando cosas románticas con todo lo que estaba pasando? Realmente era débil, y eso no lo cambiaría comiéndome la cabeza con pensamientos que no llevaban a ningún lado. De pronto se me ocurrió algo, era poco probable que aceptase, pero no perdía nada por intentarlo. Me paré y solté la mano de Ilya, que me miró extrañado.

- ¿Qué ocurre?

- Ilya, quiero que me entrenes, o al menos que me enseñes algo para poder defenderme.

- Eso es innecesario, te he dicho que Layla no pidió nada de eso, Shurik se lo inventó todo. – Ilya movió la cabeza descartando la idea como si fuera la cosa más ingenua que le había dicho nunca lo que hizo que me enfadase un poco, pero intenté controlarme.

- Ya lo sé, pero es cierto que soy débil. Si pasa algo cuando vayamos a esos horribles lugares quiero saber cómo defender, cómo sobrevivir.

- No, yo te protegeré, estarás bien.

- Escucha, te agradezco todo, pero no quiero que me protejas toda tu vida, ¿Y si te pasase algo por ayudarme? ¿No entiendes que no quiera depender de otras personas? – Noté la mirada de Ilya endureciéndose y se giró dándome la espalda. Era increíble cómo había cambiado el ambiente de un momento a otro, pero no iba a echarme hacia atrás. Si le pasaba algo protegiéndome no me lo podría perdonar, además estaba harta de sentirme inútil. – Si no me enseñas tú, se lo pediré a otra persona. – Se giró para encararme.

- Es peligroso, además tienen miedo, te costará encontrar a alguien que quiera ayudarte. – Sus palabras me dolieron, tenía razón, pero estaba segura de que Inna me ayudaría.

- Puede, pero Inna posiblemente lo haga. – Abrió los ojos al darse cuenta de que tenía razón y vi como su expresión cambiaba a la súplica.

- Escúchame, sé que lo que te dije ayer estuvo mal, pero es cierto que hay muchas cosas de nosotros que desconoces, te estás metiendo en la boca del lobo, y no quiero que te devore. Si te entreno solo te pondrás en peligro.

- Si te pido esto es para no ser una persona débil y dependiente, te pido esto para aprender las cosas que desconozco de vosotros. Te prometo que tendré cuidado, y no me pasará nada. – Me miró con desesperación en los ojos, pero yo tenía razón, si no sabía defenderme solo sería un lastre.

- Dios, sí que eres terca. Escucha, déjame que lo piense hoy, esta noche te diré algo.

Asentí conforme, no tenía mucha más fuerza para discutir, notaba como mis párpados se iban cerrando, pero me obligué a mantenerme despierta, sobre todo porque no podía dormir en la calle. Un bostezo de escapó de mi boca y el chico me miró sonriendo.

- Si estás tan cansada puedo llevarte a caballito. - Me miraba divertido y una sonrisa traviesa se le dibujó en el rostro.

- Claro que no, puedo andar yo sola. – Aparté la mirada notando como mi rostro se enrojecía, la verdad es que la idea de estar tan cerca de él me gustaba, pero no iba a hacer que me cargase como un saco de patatas.

Cuando salimos del bosquecillo, las calles estaban ya totalmente llenas de personas deambulando con prisa, pero una me llamó la atención sobre los otros. Un chico alto, con el pelo blanco y una cicatriz en el rostro me miró con suspicacia, Misha. Todas las cosas que habían pasado habían provocado que me olvidase del incidente de la noche en la que conocí a Misha, cuando pronunció el nombre Jane. Esperé a llegar a la casa, que estaba vacía, para preguntarle a Ilya. Posiblemente Inna y los niños habían salido a cumplir sus recados y a trabajar respectivamente. El muchacho me acompañó hasta la habitación en la que había dormido el día anterior.

- Ilya, ¿puedo preguntarte algo?

- Claro, ¿de qué se trata?

- Es sobre Misha. – Ilya bajó las cejas decepcionado. – La noche que llegué aquí, cuando entró en la casa y me vio... él dijo un nombre, Jane. ¿Puedo preguntar quién era? – Tenía la sospecha de que se trataba de mi tía, pero podría ser cualquier otra mujer, además, en el caso de que fuese ella, no tenía ni idea de que podría conocer a Misha, pero tenía curiosidad, sobre todo porque me confundió con ella.

- Jane... Fue una mujer muy importante para mi hermano, ella fue la primera noble que pisó por aquí, y después de ella nadie más lo hizo, hasta que llegaste tú.

- ¿Se parecía a mí?

- Mmmm... bueno, yo tenía 12 años, fue hace mucho, pero supongo que un poco. Tenía el mismo tono de pelo que tú, pero ella tenía los ojos verdes, y era más reservada. ¿Por qué lo preguntas?

- Ella... bueno, ¿sabes si ella estaba enamorada de alguien?

- Sí, de Misha, y él de ella. Parece mentira lo que cambió cuando ella se fue. Pero, ¿por qué me estás preguntando esto?

- Bueno, creo que esa Jane, es, bueno era, mi tía.

- ¡¿Qué?! Un momento, ¿A qué te refieres con era?

- Ella murió hace ocho años, bueno, la mataron realmente. – Agaché la cabeza al recordar esos días, realmente pensaba que me moriría con ella. - Jane colaboró con vosotros, y mi padre se enteró, pero... siempre me dijeron que la habían matado junto con su amante y todo el grupo rebelde.

- Espera, espera... más despacio. ¿Quieres decir que ella no los traicionó?

- ¿Traicionar? Murió por protegeros. – Se levantó de la cama donde se había sentado, enfadada. Ellos pensaban que Jane les había delatado, por eso Misha la odiaba tanto, pero ella había dado su vida por ellos.

- Mataron a muchos de los nuestros, a los antiguos miembros, y a la única a la que no se la volvió a ver fue a Jane. Es normal que pensaran eso cuando ya desconfiaban de ella por ser quien era. Y Misha... dios, Misha... él se ha pasado estos años odiándola a ella y odiándose a sí mismo por haber confiado en una noble. – Se sentó en el suelo y apoyó la cabeza entre las manos. - ¿Estás segura de que no los traicionó? Tú eras pequeña, podrían haberte mentido.

- Yo la conocía, tengo sus diarios, sus fotos y pertenencias, ella me crió, ¿de verdad crees que soy tan estúpida?

- Yo no he dicho eso, es que... simplemente es complicado.

- Sí, lo siento. Ella fue la persona más importante de mi vida y cuando la mataron por traicionar a la familia... Apenas recuerdo esos días, los pasaba sola en mi habitación porque me prohibieron salir por si la "mala influencia" de Jane había hecho mella en mí. Escuchar que, durante todos estos años, la gente por la que dio la vida ha pensado que era una traidora... es doloroso. - Ilya se levantó de golpe y me miró. 

- Debo decírselo a Misha, quédate aquí y descansa por favor. Prométeme que no te irás de aquí sin estar acompañada.

Asentí demasiado aturdida y cansada por todo. Ilya se marchó corriendo y yo caí dormida en la cama sin quitarme la ropa.

A través de la Sangre (Annia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora