Día 15

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Cuando eran aproximadamente las 2:00 de la mañana me escapé del departamento.
¿Vamos donde Pocholo?
Claro que no.

Fue muy difícil bajar las escaleras y pasar por la sala de puntitas.
Ya afuera del gran edificio, me recibe el frío de madrugada. Camino a un minimarket que este abierto las 24 horas, los busque en el teleguia.
No hay nadie en la calle, eso me alegra y me preocupa. Voy con paso rápido buscando direcciones.

Encuentro por fin el local y entro.
La cajera me recibe con una sonrisa que agradezco, voy viendo por los pasillos y me encuentro con el sector del alcohol.
¿Ves?, la vida te trae devuelta a esto.
No...
¿Quien eres tu para llevarle la contraria a la vida?

Pasó lento y observó cada una de las botellas, imagino que tienen ojos y manos que me ven y quieren que los abraze.

Maggie, ¿Por que nos abandonaste?.-dice la botella de vodka.

Lo miro a los ojos.

Tenía tantos planes ahogar las penas contigo.-dice la cerveza oscura.

-Ustedes quieren mi mal.-digo.

¿De que estas hablando?, queremos que olvides tus penas con nosotros.-dice el Tequila.

Les vuelvo a dar una repasada rápida a todas las botellas y les enseñó el dedo medio. Con ambas manos extendidas, camino sonriente hacia otro pasillo.

En una esquina está lo que quería, cuadros. Eligo uno rosa palo un poco grande y voy donde la cajera. Ella me cayó bien desde que me dedico esa sonrisa, es una afroamericana muy guapa.

-Gracias.-digo.

Me marcho, pensando en esas trenzas pegadas a la cabeza que tenía, yo igual las quiero.

La calle está mojada por la neblina y hace un frío horrible.
Veo a un vagabundo con una botella de whisky, creo, en una bolsa de papel marrón. El se menea y lucha por mantenerse en pie. Se acerca cada vez más a mi, ya que estamos en la misma vereda.

-Malditas personas.-dice.

Me mira, no puedo evitar mirarli también.

-¿Crees que por dormir en la calle, me pueden tratar como un perro?.-me pregunta.
-No lo se, no lo creo.-digo nerviosa.
-¡Ven, esta chica está de mi lado!.-grita hacia un lugar en la calle que está vacío.-Infelices.-susurra.

Trato de volver a caminar ignorando todo lo que ocurre.

-¿Donde vas?, debes ayudarme.-me jala del brazo.
-Por favor, necesito irme rápido.-le ruego.
-Tu también me estas tratando como a un perro.-dice con la voz quebrada.

¿Estará ebrio?
Claro, estúpida. ¿No ves ese whisky a medio tomar?, no, seguro lo botó.
No es hora de bromas.

-No te veo como si fueras un perro.-digo.-Sólo es que estoy atrasada.
-¡Ella no quiere venir por ustedes, malditos estúpidos!.-grita otra vez a un lugar en el aire.
-¿A quien le grita?.-digo con voz temblorosa.
-A los ¡Estúpidos del restorant chino!.-grita.
-Por favor, no grite.
-¿Por qué?, ¿Te asusta?.-dice con los ojos muy abiertos.
-Si...-susurro.-Necesito irme.

Me doy vuelta y camino lo más rápido que puedo.

-¡Ven, estúpidos!.-grita.-¡Esto no se quedará así!

Mientras sigue amenazando a los supuestos trabajadores del restorant, siento unas sirenas de Policía.

-Debe venir con nosotros.-escucho que dicen.
-¡Amiga, ayúdame!.-me llama.-¡Unos extraterrestres azules me quieren capturar!.

Mi SalvaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora