El fin de semana siguiente la lluvia azotó con fuerza la ciudad, golpeando la ventana y crenado un hermoso ambiente que siempre solía disfrutar con una buena serie, algunos dulces y un café bien caliente. Ese día no fue la excepción claro está, además de que tenía la excusa perfecta para que mis padres no me obligaran a salir de la casa o tan siquiera de mi cuarto. Me di un gran baño de agua caliente y al salir me puse un pantalón de pijama junto a una sudadera, encendí mi portátil y coloque a cargar el primer capítulo de la segunda temporada de Outcast.
Baje a la cocina, con el mayor cuidado posible en busca de una gran taza de café. Al cruzar por la entrada de la sala, pude divisar a mamá revisando algunos papeles en ésta, alternando la vista al portátil de papá de vez en cuando.
—Puedes regresar al trabajo cuando quieras. —Hable, entrando de lleno a la cocina y alejándome de su mirada.
—Oh trabajar en casa me hace bien, es muy relajante. —Respondió en su típico tono amoroso.
Vigilarme le hace bien. Pero ya no podía pelear con ella por eso, era su forma de estar segura en que yo no haría una locura o que no me sumiría en una depresión aún mayor estando totalmente sola. Pasee por la cocina mientras colocaba a hacer el café, y me senté encima del mesón a esperar.
El timbre sonó y pronto la voz de mamá resonó.
—Leah, la puerta. —Pidió.
—Estoy ocupada.
—No más que yo, linda. —Canturreo, haciéndome rodar los ojos.
De verdad ya quiero que regrese a su trabajo.
Me baje del mesón de un salto y camine hacia la puerta, sintiendo el frio colarse en mi cuerpo un poco más a medida que me acercaba. Al abrir, Will me sonrió instantáneamente, vestía pantalones de pijama al igual que yo, una camisa gris se asomaba por debajo de la sudadera que cargaba, su mochila descansaba sobre uno de sus hombros, las gotas de lluvia estaban dispersas por la capucha y parte de su torso sin llegar a estar mojado del todo. Me hice a un lado, dejando que pasara y cerrando la puerta, evitando que el frio siguiera entrando a la casa.
—Hey. —Salude con total confusión.
En mi vida Will había venido así a mi casa.
— ¡Hola! —Respondió más alegre.
— ¿Quién es, Leah? —Pregunto mamá desde la sala.
—Es Will. —Respondí en voz alta.
Le hice una pequeña seña para que me siguiera y regrese a la cocina, sintiendo como Will se detenía en la sala.
—Oh Will, que bueno verte.
— ¿Cómo esta, señora Derricks?
—Muy bien, muy bien ¿Cómo está tu mamá?
No me quede a escuchar su conversación. Solo tomé mi taza de café e intenté subir discretamente a mi habitación. Una vez logrado el objetivo, me acomode nuevamente sobre mi cama y antes de que tuviera tiempo de reproducir el primer capítulo llamaron a mi puerta.
¿Por qué estas cosas me pasan a mí? Yo solo quiero ver mi serie en paz.
— ¿Quién? —Pregunté, luego de respirar con profundidad.
— ¡Will!
—Pasa.
Vi el pomo girar lentamente y luego, a Will entrando con cautela. Cerro la puerta tras de sí y se quedó parado observando detenidamente mi habitación.
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Dear Leah
Short StoryAllen siempre tuvo presente que no viviría todo lo que le prometía a Leah por culpa de su enfermedad. Aun así, dedico cada momento de su vida a su mejor amiga, para hacerla feliz y darle una vista de lo maravilloso que puede llegar a ser el mundo, i...