Ocho.

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–No entiendo como vives sí.

Rodé los ojos por décimo cuarta vez en el día. Respire lo más profundo que pude, tratando de ignorar aquel comentario. Me acomode mejor en el diván, y volví a leer el párrafo donde me había. Ashley se acercó, quitándome abruptamente el libro, apartando de nosotras la única barrera que le impedía tener mi completa atención.

–Tenemos que ir de compras. –Sentencio.

–Claro que no, puedo usar cualquier vestido de los que tengo. Charlie me dijo que no debía ser tan formal.

–Es un baile de graduación ¡claro que tiene que ser formal! Tienes que deslumbrar ¿Cómo fuiste a tu baile de graduación?

Trate de recuperar mi libro, pero Ashley lo arrojo dentro del closet con rapidez. Se cruzó de brazos, y casi sentí las ganas que tenía de encajarme las uñas en la piel.

– ¿Cómo fuiste a tu baile de graduación? –Volvió a preguntar.

Me encogí de hombros, sentándome mejor en el diván.

–Con un vestido de mamá. No estuve mucho tiempo, ella cree que sí, pero solo estuve el tiempo suficiente para tomarme un par de fotos, bailar algunas canciones y luego me fui a ver películas con mi mejor amigo.

La mirada de Ashley se suavizo un poco ante ello. Yo no le conté de Allen, no me salía del alma o del corazón hacerlo. Allen era mío, las personas que sabían de él o de nuestra historia es porque ya la habían visto, no porque yo anduviera contando por ahí todo lo que fuimos mi mejor amigo y yo. Era demasiado celosa ante tener que contar cada cosa que pasamos, quería que fueran solo mías, que solo yo las disfrutara. En cambio, sé que Will se lo había contado, porque ella era muy benevolente en ese tema y se había mostrado muy compasiva en las ocasiones en que Allen salía a la luz.

–Aunque seguramente fue un buen plan, esta vez debes permanecer hasta el final por su hermano.

¿Ven a lo que me refiero?

–No me gusta llamar la atención.

–Ya llamas la atención sin buscarlo, sino ¿cómo enamoraste a mi primo?

Forme un pequeño puchero, mientras pensaba en esa respuesta.

–Estoy muy segura de que fue con el pelo echo una cebolla y en pijamas.

–Muy graciosa.

–Cree lo que quieras creer. –Dije riendo, principalmente porque yo no había hecho nada para enamorar a Will.

–Iré por mi bolso a casa de Will e iremos de compras.

– ¡No comprare un vestido!

– ¡Repíteme otra vez por qué diablos somos amigas!

– ¡Ahí está la puerta si algo te molesta!

– ¡Cállense que sus gritos se escuchan hasta aquí!

Ambas nos asomamos con rapidez a la ventana. Will cargaba nuevamente a Horse en sus brazos como si no este pesara nada, estaba junto a uno de sus amigos (un chico con el cabello teñido de rojo muy simpático) que se estaba partiendo de la risa.

– ¿No se dan cuenta que me están haciendo pasa pena? ¡Dios, me rodean puros anormales!

Ashley se apresuró a abrir la ventana, y asomándose fuera de ella le grito de regreso.

– ¡Anormal tu abuela!

– ¡Es tu misma abuela, pendeja!

– ¿Pendeja? ¡Deja que baje para que me lo digas en la cara!

Dear LeahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora