Venganza-KuroKen

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Kuroo empieza a creer que no hay nada más importante para Kenma como sus vídeo juegos —aunque le duela—. Sabe que si lo deja sin supervisión Kenma es capaz de terminar un vídeo juego de unos cien niveles en dificultad máxima en un sólo día. Créanme, no exagera, bueno, algo. Así que como buen mejor amigo y novio —casi autoproclamado. Casi— tiene que cuidar de su gato pudin. Cuando es completamente necesario ignora todos los berrinches y quejas de su Armador con toda la determinación y auto control que su joven y necesito cuerpo hormonal posee, pasándose por el arco del triunfo los ocasionales arrumacos y mimos de Kenma, caricias pequeñas y fugaces para su antojo y esos amarillentos ojos bailando como oro fundido.

«Todo por la maldita consola».

Kenma tiene y necesita comer, no puede bastarse sólo con gomitas y barritas de cereal, tomar duchas, salir a que le dé un poquito el sol, y respirara aire fresco. Aunque eso le cueste caro, pero muy caro a Tetsurou.

Si algún día llego a pensar que la indiferencia y falta de interés en Kenma rayaba a lo cruel, estaba muy, pero muy equivocado. Ese niño es un estratega nato, y como tal sus venganzas se basaba en planes elaborados y bien estructurados con resultados infalibles, y ese gato disfrutaba tanto de la venganza como él de burlarse de los cuervos de Karasuno —y la humanidad en general—. A Kuroo tal vez le cueste una semana sin sexo y un mes sin mimos. Y es que el pudincito también necesita de atenciones «especiales» que sólo Kuroo puede darle. Pero por ahora lo más importante es pasar el último nivel, después la venganza, tal vez al final un besito y digan que a Kuroo le fue bien.

Haikyuu!!-Shot'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora