13. Diciembre

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*Un mes después...
01 de Diciembre.

— Coloca tú la estrella — me dijo Gabriel mientras me entregaba una estrella dorada y brillante.

Hoy sábado primero de diciembre empezamos a decorar un poco mi casa con adornos navideños, por último dejamos el arbolito de navidad y sólo falta poner la estrella en la punta. Me monté en una silla para poder llegar a la cima, y así pude poner la estrella.

Gabriel y yo nos alejamos un poco del arbolito, la decoración quedó hermosa, tenía rojo y blanco.

— Quedó hermoso — abracé a mi novio a un costado.

Todo este mes que pasó ha sido increíble. Nunca había imaginado que tener un novio, o tener a alguien que te apoye, te proteja, te cuide se sentía tan bien.

Al principio fue duro para él, porque yo era muy tímida y me cerraba mucho, pero con el paso del tiempo empecé a confiar más en él, que ahora no sólo es mi novio, también es mi mejor amigo. Mi mamá lo aceptó y le encanta la idea de que él sea mi novio, también veo a mamá más feliz y está más tiempo en casa conmigo.

Stephany por alguna extraña razón dejó de molestar a Gabriela y a mi. Gabriela sigue siendo mi amiga y salimos de vez en cuando con el amigo de Gabriel; Rafael, que ahora está saliendo con Gabi.

Y con respecto a mi; me he sentido mejor, ya no tengo tanta depresión y he dejado de cortarme, todo gracias a Gabriel que siempre ha estado conmigo. También he dejado de conectarme en el chat. Creo que todo ha mejorado y espero que siga así.

— ¿En que piensas? — sentí un beso cálido en mi mejilla. Adoro cuando él hace eso y me sorprende. Sonreí involuntariamente.

— Todo lo que cambió estando contigo — me puse en frente de él y lo miré a los ojos, admirando el brillo que hay en ellos cuando me mira — Has mejorado mi vida, Gabriel.

— No, yo no he hecho nada, salvo quererte y si al caso vamos, tu también has mejorado la mía — besó mi frente — Gracias — besó mi nariz — Juliet — y terminó besando mis labios.

Esos actos, esos pequeños detalles hace que lo quiera más y aprecie cada minuto estando con él. Y aunque él lo tome como juego, de cierta forma, gracias a él puedo ser feliz.

— Almorcemos afuera — sugiere él.

— No puedo, recuerda que mi mamá dijo que tenía que decirme algo importante.

— Cierto — se dio un pequeño golpe en la frente — Entonces te veo en la noche.

Se despidió de mi, sin antes ayudarme a limpiar el apartamento. Aún no pasaban las doce del mediodía, así que me fui a bañar. Después de una fría ducha me visto con un jeans, una camisa de manga larga, y mis converse negras. Me eché perfume y me cepille el desastre de cabello, que ahora lo tengo un poco menos enredado que antes.

Busqué mi celular y lo encontré en la mesa del computador el cual hace un mes ha estado apagado. No he sabido nada de mis amigos online. A veces me pregunto; “¿como estarán?” “Estarán bien?” “Siguen hablando?”. Quizás mañana me conecte un rato para saber como están. Agarré mi celular y salí del apartamento, bajando las escaleras. Tenía que encontrarme con mi mamá en un restaurante en el centro de la ciudad.

•••

Entré al restaurante en busca de mi mamá y la veo esperando en una mesa, pero estaba con alguien más, estaba de espalda, así que tendría que acercarme para saber quien es.

— Hola — saludé cuando estaba a pocos paso de la mesa, ella se levanta junto al señor y se voltea — ¿Papá?

Él me sonríe y me abraza.
Volvió, después de unos meses, mi papá volvió. Lo abracé aún más fuerte, lo extrañaba tanto, extraño ver películas con él y salir los tres a dar un paseo.

— Te he extrañado tanto, hija — dice él separándose de mí — Siéntate, vamos a comer.

Mis padre pidieron platos que nunca había visto, pero para mi punto de vista tiene muy mala textura. En cambio yo, sólo pedí una ensalada.

— ¿Cómo es que... estás aquí? — le pregunté a mi papá, se tensó un poco y dejó de comer, mi mamá sólo miró a otro lado. Aquí pasa algo.

— Verás... En estos días he estado hablando con tu mamá y le he estado diciendo que me gustaría que... pasaras navidad conmigo.

— ¡¿En serio?! — grité emocionada.

— Sí, pero tu mamá no quiere ¿tu quieres? — me pregunta.

— ¡Claro que si! — respondo rápidamente entusiasmada.

— Juliet, piénsalo un poco, en Gabriel, en mí.

Mi mamá tenía razón, tendría que pensarlo bien. Ya le había dicho a Gabriel que pasaría la navidad con él y con mi mamá. Pero me encantaría pasarla también con mi papá, lo extrañaba mucho y ahora no quiero separarme de él.

— ¿Quien es Gabriel? — cuestiona mi padre.

•••

Llegué a casa con mi mamá, papá regresó a nuestra vieja casa, que queda a sólo dos horas de acá. Le dije a mi padre que lo pensaría y que después le llamaría, y para poder tener una respuesta tengo que hablar con Gabriel.

Subí al siguiente piso, me detuve delante de la puerta del apartamento de Gabriel, pero se escuchan gritos. Toqué dos veces la puerta y al instante abre mi novio un poco agitado.

— ¿Que haces aquí? — pregunta frunciendo el ceño.

— Yo... — y una voz gruesa me interrumpió.

— ¡Niño malcriado, vuelve acá! — la voz provenía de adentro de la casa. Gabriel apretó la mandíbula, cerró la puerta tras de él, me jaló de la mano corriendo escaleras abajo.

— Ga-Gabriel... ¿Que pasa? — estábamos fuera del edificio y aún así no dejábamos de caminar a paso rápido.

Llegamos a una pequeña plaza que se encontraba a unas cinco cuadras, un poco más lejos del colegio. Gabriel seguía con la cara seria y la mandíbula apretada. En toda nuestra caminata, él nunca me soltó la manos y menos ahora que nos sentamos en el césped.

Tenía la vista al cielo, quizás admiraba las esponjosas nubes, el color cálido del atardecer, o el movimiento de las hojas al tocar la brisa, quien sabe que estaba viendo. Quería preguntarle que pasaba, pero no salía palabra alguna de mi boca, a lo mejor en estos momentos palabras no necesite, así que lo abrace.

— No importa cuando, siempre te escucharé.

Suspiró y al instante lo escuché sollozar. Me iba a separar de él, pero me apretó como a un oso de peluche.

Quiero desaparecer — susurró.

El Club de los Suicidas [#Wattys2016]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora