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El reloj marcaba las 4:46 p.m. Faltaban catorce minutos para que Rebecca llegara.

En mi noche anterior de insomnio tomé la decisión de no llamarla como 'mi madre'.

-¿Así vas a recibir a tu madre?-dijo John mirandome de arriba a abajo.

Yo vestía de manera casual, básicamente aún no terminaba de arreglarme.

-No la odio tanto.-dije colocando el último cubierto que faltaba en la mesa.

-Saca el pavo del horno, hace dos minutos que debiste sacarlo.

-Claro, jefe.-dije de forma sarcástica.

-Por favor.-dijo John rodando los ojos. Ya estaba por sacarlo y sentí una brisa de calor extremo en mi rostro. Cerré la puerta del horno y fui en busca del guante para sostener cosas calientes.

-¿Sabes dónde está el guante ese especial?-dije casi gritando.

-Es un guante de tela, está en la alacena inferior izquierda.

-¿Tanto te costó decir 'alacena de abajo'?-dije riendo.

Tomé el guante y saqué la charola de aluminio con el pavo.

Lo coloqué en la mesa, faltaban 5 minutos para que llegara Rebecca. Aún no me vestía así que subí las escaleras corriendo.

Tomé, de nuevo, lo primero que vi en el clóset y me desvestí, el tiempo pasaba lento.

Fui al baño y mojé mis dedos para acomodar un poco mi cabello.

Salí de mi habitación, apenas puse un pie fuera y noté la presencia de mis hermanos. Y claro, de mi madre.

Bajé lentamente las escaleras, ella estaba saludando a John.

David era el mayor de mis hermanos, tenía 6 años desde que dejé de vivir con ellos. Era el más cercano.

-¡Josh!- dijo David corriendo hacía mi, sólo alcanzó abrazar mi pectoral.-te extrañé.-dijo aún en el abrazo.

-David, mira cuánto has crecido.

-Tu también creciste un poco, hermano.-dijo el chico mirando hacia arriba. Sonreí.

-Ven, vamos con mamá.-dijo tomando mi mano llevandome con John y Rebecca.
La impresión de ella fue inevitable, puso sus manos en su boca abriendo los ojos como platos. Noté un par de tatuajes en sus muñecas.

-¡Hijo!-dijo mi madre con los ojos brillosos, me abrazó.

-Rebecca.-dije correspondiendo el abrazo por un segundo.

-Mírate, eres todo un hombre.-dijo viéndome mientras me tomaba de los hombros.-me encanta tu tono rojo en el cabello.

-A mí también me gusta.-dirigí la mirada hacia otro lado.

-Siento todo lo que pasó en tu infancia, en serio perdóname.-dijo con la mirada baja.

-No es momento, Rebecca.

El pequeño Daniel apenas salía del auto de mamá, ingresó y de inmediato saltó a los brazos de John. Eran muy cercanos ambos.

Dirigió su mirada hacía mí y sacó su sonrisa radiante de siempre. Dejó a John y corrió hacia mi haciendo que ambos cayeramos al suelo.

-Josh, ¿qué hiciste con tu cabello? Parece fuego.-dijo tocando mi cabello curioso. Reí.

-El rojo es mi favorito y lo sabes.-dije mostrando una sonrisa enorme. Adoro a mis hermanos.-ahora levántate.-dije tomando al chico por los brazos ayudando a que se pusiera de pie.

-Bien, ¿ya tienen hambre?-dijo John poniendo el servilletero al centro.

Rebecca asintió y David fue el primero en sentarse en la mesa.

-Muero de hambre. Josh, ven acá.-dijo señalando la silla de a un lado indicando que me sentara junto a el. Lo hice e iniciamos la comida-cena.

Dark Necessities |Joshler|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora