Liebe mich! || André Schürrle

Hablando a tu corazón

Que otra cosa es un árbol

Más que libertad?

Si te abrazo es para sentir

Que a nuestro amor

Nunca podrán

Sacarlo de raíz

"Raíz" Gustavo Cerati

"Tenía el ombligo más perfecto que haya visto. Un pequeño punto hundido justo en la mitad de su vientre planísimo a fuerza de crossfit. Una espalda lechosa y unas caderas redondas y firmes, como los floreros. Tenía el mentón soberbiamente alzado, caminaba despacio, como haciendo equilibrio sobre un alambre. Fue imposible mirarle la cintura sin desearla entera."

-Cualquiera diría que te enamoraste a primera vista.

-No, para nada-Marc sacudió la cabeza sin quitarle la vista al televisor-Pero yo no era el único que la estaba mirando. Deseaba ganármela.

No hablaba desmereciéndola, solo se sentía orgulloso de la mujer que había ayudado a construir. Y en eso él tenía mucho que ver. Por eso le había dado un anillo, para mostrar que era el dueño de esos terrenos, que ya nadie más podría reclamarlos. Le había todo lo que podía existir porque a la larga, se había dado cuenta de que su vida sin Danielle sería intolerable.

Nada podía ser mejor en la vida de esa pareja. Y todo hubiese seguido así si ella no me hubiera desafiado.

Lo suyo era una especie de venganza. Ya no podíamos volver a los días de antes, a esas tardes en la cocina de su casa en Mainz, que ahora se me repetían en la cabeza bañadas de una nostalgia inconfesable.

Volví la atención hacia el juez que hablaba sobre los deberes de marido y mujer, derechos y obligaciones. Sabrina se veía radiante, mi única hermana se estaba casando, tal y como lo haría Danielle en algunas semanas más.

Mi hermana y yo teníamos un vinculo muy especial, éramos como gemelos a pesar de no serlo, por eso tenía sus iniciales tatuadas en el cuerpo. La abracé con mucha fuerza.

-Te deseo toda la felicidad de mundo, Sab. Te quiero muchísimo-le susurré.

-Yo también quiero lo mismo para ti, exactamente lo mismo. Y ahora no te veo feliz.

-Estoy feliz por ti.

-Sabes de lo que te estoy hablando, André. Que no haya resultado con Montana no significa que no puedas intentarlo de nuevo...

Sus ojos refulgieron con una chispa de picardía. Se alejó unos pasos y me dio la espalda.

-¿Estás listo?-preguntó, tomando impulso.

-No, no hagas eso...

-No es una opción... a la una, a las dos y a las... ¡tres!

Arrojó el ramo por los aires y este cayó indefectiblemente en mis manos mientras ella aplaudía, entre risas.

-Ahí lo tienes. Ahora no hay excusa.

Me arrojó un beso y volvió a la entrada del registro civil a seguir tomándose fotos con su ahora marido, mis padres, y demás amigos y familiares.