Hello, It's me...

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"I was wondering if after all these years you'd like to meet

To go over everything..."

"Hello" Adele

Marco se acercó de manera misteriosa, golpeando su celular repetidamente contra su mano.

—Hablé con Ter Stegen—susurró, poniéndome inmediatamente en guardia.

—¿Lo conseguiste?

—Conseguí algo mucho mejor que el mail, me dio su número de teléfono.

Eso era mucho más de lo que esperaba aunque también más inseguro. Tal vez fueran de esas parejas que conocen todas las contraseñas y claves uno del otro.

—¡Perfecto, pásamelo!

—¡Alto ahí, Romeo falto de sol!—Marco se cruzó de brazos y puso cara de enigma—Yo hice mi parte pero primero quiero saber exactamente que te traes con esa chica.

—¡Ya te lo dije, Marco!—comenzaba a impacientarme—¡La conozco del instituto! Éramos amigos...

—Te diré quien es amigo mío: Marc. Él confía en mí y me ha dado el número de su novia de buena fe. Dijiste que me contarías todo, así que ahora empieza.

—¡Marco, por favor! Es algo difícil de explicar.

—Inténtalo.

Le conté con lujo de detalles lo que había sucedido con Danielle en el instituto, incluso el incidente del vestuario donde me encontró con otra chica.

—Marco ¿Te has sentido feo alguna vez?

Él pareció meditar seriamente mi pregunta y luego movió la cabeza negativamente.

—No, jamás, ni por un segundo. Pero déjame ver si entendí: la novia de Ter Stegen sufre del "Síndrome del Patito Feo", era una solitaria rechazada por todos y tú eras el único que le tendía la mano.

—Sí, supongo que podrías resumirlo de esa manera.

—¿Y ahora de la nada quieres acercarte a ella, después de que tú también la rechazaste, porque se ha convertido en una mujer espectacular?

—¡Yo no dije eso!

—Vamos André, no puedes explicarme nada de esto sin que suene egoísta. Ya le pediste perdón, o sea que no tienes necesidad de volver a hablar con ella.

—¡Oye! ¿Pero tú de qué lado estás?

—Del de nadie en particular, trato de ser objetivo. Dime la verdad ¿Esto es por lo que pasó con Montana?

—¡Ella no tiene nada que ver!

—Tienes el ego herido, André. Tu prometida te ha dado un puntapié en el culo para irse con otro y ahora quieres desquitarte conquistando a otra que también está a punto de casarse.

—¿Desde cuándo eres psicólogo, eh?

—Yo soy muchas cosas...—descruzó los brazos y tomó su teléfono. El mío vibró al recibir su mensaje con el contacto de Danielle—No puse sobre aviso a Marc porque te conozco y sé que sólo estas pasando por un momento de confusión. No me hagas quedar mal.

Me palmeó la espalda y se dirigió a su auto.

Hubo una cosa que no le dije a Marco y que tampoco le había dicho a nadie antes, ni siquiera a mi mismo: Danielle me gustaba. No lo hubiese admitido en la época del instituto ni bajo tortura, porque era un niñato estúpido al que le importaba demasiado lo que pensaran los demás. Pero ella tenía un corazón que nadie más podía ver y me lo había mostrado a mí. En ese momento no supe apreciarlo.

Por supuesto que me causó estupor verla, me costaba creer que fuese la misma persona, por eso quería hablar con ella y saber que quedaba de aquella chica que había conocido.

Me debatí todo el viaje a Hoffenheim sobre enviarle o no un mensaje ¿Qué haría si Marc llegaba a verlo y la metía en problemas? Marco tenía razón, tal vez fuese egoísta de mi parte remover la basura del pasado, así fuera para retomar nuestra amistad.

—¿Problemas sentimentales?—Mario se bajó los auriculares y me miró interrogante.

—No, no...sólo estoy pensando en el juego que tenemos por delante. Hubiese querido jugar desde el comienzo...

—Thomas sabe lo que hace. Entre la liga y la Champions tendremos mucho trabajo, jugaremos todos. Tendrás tu oportunidad.

El profeta Mario acertó: a Marco lo expulsaron por primera vez en su carrera, defendimos el empate con los dientes y diez jugadores además de la lesión de Dembelé, que dejaba un hueco imposible de llenar. Detesto ser titular o jugar solamente por la baja de algún compañero, me siento culpable, es como si mis angustiosos deseos de jugar llamaran a la desgracia ajena. Me recuerda a Chris. Ahora era gerente en la empresa de su suegro, le iba muy bien y tenía una bonita familia junto a Corinne y su hijo Timo, que era mi ahijado y tenía casi ocho años.

Precisamente ella se puso al teléfono cuando llamé.

—¡Hey, ojos azules! ¿Cómo estás? ¿Cuándo vendrás a visitarnos? Renania todavía existe ¿Lo sabías?

—Pronto. Sabes que tengo una vida algo complicada, ahora mismo estoy regresando a Dortmund y volvemos a entrenar. Nos queda una semana y un último partido antes del receso.

—Alemania se pondrá imposible en pleno invierno ¿Saldrán del país?

—Sí, después de Año Nuevo iremos a la costa española. Allí hace más calor.

Por un momento callamos los dos, como si pensáramos que no era yo quien debía haber vivido todo eso. Corinne tosió y retomó la charla.

—¿Querías hablar con Chris? Aún no ha llegado a casa.

—Lo llamaré luego. En realidad, quería hablar contigo, Corinne ¿Recuerdas a Danielle Bohn?

—¡Vaya que sí la recuerdo! Luego de que te encontró con Katja Fritz se puso muy mal y ya no quiso hablar conmigo ¡Cómo si yo hubiese tenido la culpa! Quise advertirle...pero no tuve corazón para desilusionarla ¿Sabes? Estaba muy enamorada de ti.

—La vi hace poco, ahora vive en España ¡Si la vieras! Es una mujer completamente distinta ahora y muy famosa.

—¡¿De veras?!—Corinne soltó una risita—¿El patito se convirtió en cisne?

—En un bello cisne...—suspiré.

—Ay, André...¿Qué sucedió? Está dolida aún por todo lo que pasó, supongo.

—No, realmente. Va a casarse con el portero del Barcelona, trabaja para ESPN y es...endiabladamente bella.

—¡Parece una película lo que me cuentas! Si me lo contara cualquier otro no se lo creería ¿Estás pensando en buscarla, verdad?

—No creo que deba...

—Es increíble que se haya aparecido así de la nada, después de tanto tiempo. No lo sé, André... puede que un simple mensaje no haga daño...

—Tal vez...gracias, Corinne. Me sirvió de mucho hablar contigo...

—¡Cuando quieras! Y si vuelves a ver a Danielle, dile que le envío saludos.

Cavilé bastante tiempo con el teléfono en las manos, consultando la hora cada dos minutos, pensando en cuál sería el mejor momento para hablarle sin molestarla. Finalmente llamé y se hizo eterno el tono de marcado hasta que al fin la oí responder, con un duro acento español.

—¿Aló?

—¿Danielle?...Hallo...soy André.

No había dejado de pensar en ella, no podía parar de imaginarnos, frente a frente, en algún rincón oscuro y la mezcla de miedo y lujuria, la forma en que me besaría, como intentaría resistirse al principio por Marc. Pero luego recordaría que era yo. Danielle no haría eso conmigo. Iba a casarse.

El sonido de la línea al colgar me deshizo la fantasía. 

Liebe mich! || André SchürrleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora