𝓜𝔂 𝓭𝓪𝓭𝓭𝔂 - 𝓥𝓴𝓸𝓸𝓴 [태국]

.Capitulo 1.

Libretas y lápices en en suelo. Una página abierta en la portátil. Ruidos obscenos se escuchaban en la habitación. El dildo entraba y salía de la pequeña y rosada entrada del pequeño. Gotas de sudor resbalaban de su frente hasta su cuello, dándole un toque erótico. Aquella vista era digna de ser observaba. Cualquiera se excitaría con tan solo ver. 

Jeon Jeongguk en estos momentos tendría que estar haciendo su tarea de la universidad. Pero en cambio, en estos momentos se encontraba gozando de un inmenso placer que el mismo se proporcionaba. 

¿Qué le incitó hacer aquello? Fácil, hace una media hora atrás estaba investigando un tema que le habían dejado de tarea en la universidad. Como cualquier joven adolescente, de una cosa para otra se distrajo de sus quehaceres. Por error había abierto una página de porno gay. El que usualmente siempre tenía bien escondido en su portátil para que su madre no lo viera.

 Hace tiempo que no me masturbo... ¿y si..?, pensó por un momento. 

Mandó al carajo todo y continuó viendo la carpeta. El azabache era muy fácil de excitar. Con tan sólo ver aquellas imágenes e vídeos que aparecían, algo entre sus pantalones comenzó a endurecerse. Sus mejillas se encontraban sonrosadas, el aliento le faltaba. Tragó duro duro, su boca se secó.  Su mano derecha viajó por pantalones, hasta llegar el bulto que se ponía duro cada segundo más. 

No pudo aguantar más, y se levantó de su asiento, sacó una pequeña caja debajo de su cama, era su típica caja dónde guardaba sus ''objetos personales''. Se despojó de su ropa, de la mesita de noche que se encontraba al lado de su cama saca un pequeño bote de lubricante. Se recostó en su cama. Tomó un poco de lubricante con sus dedos, abrió sus piernas y bajó sus dedos lubricados hasta su rosada entrada. Y como sabrán, introdujo uno por uno, hasta llegar a tres. Hacía que sus dedos entraran y salieran. Cuando ya se sintió listo, tomó la caja que se encontraba a su lado y de esta sacó el dildo color rosa. Lo introdujo lentamente en su entrada. 

Empezó a mover lentamente el dildo en su interior, hasta que sintió querer más. La habitación estaba completamente llena de gemidos y jadeos. Luego de unos largos quince minutos, sintió un pequeño cosquilleo en su parte baja, avisándole que estaba a punto de llegar al clímax. Unas cuantas estocadas más y se vino dando un fuerte grito. 

Su pecho subía y bajaba. El azabache cerró sus ojos intentando recuperar el aliento. Hace un buen tiempo que no se tocaba. Ya saben. Los quehaceres de la casa, las tareas de la universidad y un montón de cosas más, el azabache estaba muy aturdido... Después de todo, complacerse fue una buena distracción.