.Capítulo 2.

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El azabache corría y corría. Faltaban cinco minutos para que comenzarán sus clases y se encontraba a más de seis cuadras de la universidad. Cualquiera hubiera tomado un taxi o el bus. Pero se dejó la billetera en la cocina. Jeongguk se encontraba frustrado.

De un momento a otro, cuando estaba cruzando la calle, casi es arrollado por un auto negro. Solo eso le faltaba eso. Primero, se despertó tarde. Segundo, olvidó su billetera en casa. Por último, casi muere.

— ¡TEN CUIDADO AL CRUZAR, MOCOSO!— le gritó el conductor. 

— ¡USTED MANEJE BIEN, VIEJO!— le respondió de igual manera.

El conductor salió del auto y se paró frente al menor.—Háblame bien, niñato. Soy tu mayor. 

—Yo le hablo como a mi se me da la gana, viejo.— Le habló molesto. 

—Choi, ¿por qué tanto alboroto?— Habló un hombre de cabellera castaña, bajando del auto.— Te recuerdo que tengo una reunión importante. Llego tarde.— El castaño miró al azabache que se encontraba observando con molestia al conductor.— Tú, niño. 

Jeongguk inmediatamente se volteó a ver a la persona.— No soy un niño.— Habló. 

—Si lo eres.—Sentenció.—Te pido disculpas por el comportamiento de mi chofer aunque tú te hayas metido en el camino.

—¡No lo hice!

—Si lo hiciste. Deberías de ver el semáforo.—Dijo serio. 

El azabache se maldijo así mismo por lo idiota que fue al no fijarse en las luces. Inmediatamente un leve sonrojo apareció en sus mejillas.—Pido mil disculpas, hyung.— Habló avergonzado, mirando el suelo. 

—Eso no importa ahora, tengo que ir a una reunión importante.— Mostró una mueca de fastidio, el castaño.— Soy Kim Taehyung.— Le entregó una tarjeta al azabache.—Cualquier daño físico que hayas pasado, te comunicas conmigo para correr con los gastos

Jeongguk, tomó la tarjeta y la observó. En la tarjeta se encontraba el nombre de aquel castaño y su número de teléfono.— Jeongguk, Jeon Jeongguk.—Se presentó.—Muchas gracias. 

En ese momento, Jeongguk iba a comentar que no era necesario que se corra gasto alguno cuando recordó que llegaba tarde a clases. El profesor Jung no le iba a dejar pasar. Maldijo en su mente.— ¡Oh, si! Tengo que retirarme, mil disculpas.— Dicho eso, se fue corriendo a su universidad.

—Adiós, niño.— Sonrió.— Choi, vamos. Voy tarde, ya te lo dije.— Avisó subiendo al auto.

—Claro, joven Kim.

𝓜𝔂 𝓭𝓪𝓭𝓭𝔂 - 𝓥𝓴𝓸𝓸𝓴 [태국]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora