Identidad

Capítulo 3

3.

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Volteé para contemplar donde me estaban llamando, era él. Se veía sudoroso y agitado, al parecer llevaba un buen rato buscándome. Hoy traía ropa con tonos oscuros, a diferencia de ayer que tenía tonos más vivos, como si estuviéramos en plena primavera, supongo que ahora está más acorde a la estación.

Como por acto de reflejo, mi mirada se centró en el suelo, me sentía avergonzada por alguna razón, ni siquiera podía respirar normalmente.

— Necesito hablar contigo— dijo controlando su respiración agitada.

Me abstuve a contestar.

— ¿Por qué huiste a la mitad de la conversación? Ni si quiera me dejaste terminar, y ¿qué fue eso último que dijiste? No pude entender por qué lo hiciste— el seguía hablando a tal punto de abrumarme demasiado, tampoco dejaba que yo respondiera, me estaba sacando de quicio.

— ¡No más preguntas, ni si quiera me dejas contestar!— dije enojada.

El cerró la boca y se quedó callado. Silenciosamente se sentó a mi lado y soltó unas palabras.

— L-lo siento, solo quería convivir un poco contigo, e-es un acto natural el intentar ser amigo de una persona nueva y...

El timbre que indicaba que la hora de descanso había terminado sonó y automáticamente me levanté.

— E-espera, aún quiero seguir hablando contigo, tengo muchas preguntas que...

— Te veo aquí mañana, tengo que volver a clases— dije interrumpiendo.

El me miró con una cara de asombro para después dar paso a una radiante sonrisa.

— ¡Esta bien!— decía mientras se levantaba de la banca con emoción.

Yo seguí con mi objetivo de llegar a mi clase, mientras que él proseguía a llegar a la suya.

Las clases se turnaron normales y aburridas como siempre, mi. cabeza decaía poco a poco en señal de sueño, hasta que la campana sonó, haciendo que me levantara de golpe al igual que los otros estudiantes que estaban en el mismo estado que yo.

Guardaba mis cosas rápidamente para salir lo más pronto de la escuela, cada pisada que daba por los pasillos hacía que me cansara más y más, mientras mi vista recorría las baldosas en el piso y las yemas de mis dedos tocaban el pequeño camino que hacía una linea de pintura en la pared para luego recorrer los metálicos y sucios casilleros.

Mi mente estaba tan distante del plano material en ese momento que un sonido estruendoso hizo que mi golpe de realidad fuera tan grande a tal grado de esconderme detrás de uno de los cientos de casilleros que hay.

Escuché unas voces provenientes de mi lado derecho, todas eran femeninas. Al parecer tres personas estaban amenazando a una chica unos años menor que ellas. Como por acto de reflejo mi mente salió de mi cuerpo dando paso así a otra de mis identidades.

Jade sacó unas tijeras de mi mochila, saliendo del polvoso escondite. Entré en pánico en ese momento, ¿qué es lo que iba a hacer?, mi mente imaginó todo tipo de cosas que no me dejaban recuperar mi cuerpo.

"¿cómo se supone que iba a escapar esta vez? Se supone que conseguiría una vida estable en esta ciudad y ahora, todo se arruinará por culpa de una de mis identidades"— era lo que pensaba mientras entraba en pánico por cada paso que daba inconscientemente. intenté bloquear mi mente para no ver la escena que estaba a punto de presenciar, pero era inevitable. Logré escuchar el filo metálico de las tijeras cortar algo, pero no sonaba como piel rebanándose o los gritos de las demás chicas, solo una exclamación de sorpresa. Abrí los ojos, en señal de que ya tenía mi cuerpo de vuelta y pude ver como el cabello rubio de la chica iba desprendiéndose a medida que yo cortaba esa larga coleta de caballo que ella poseía. Las chicas me miraron con asombro, mientras que la más pequeña se le miró una sonrisa radiante en la cara.

Lo único que pude hacer en ese momento, era correr al igual que la pequeña, si ellas me alcanzaban era mi fin. Corría lo más rápido que podía por los pasillos, saliendo de la escuela en dirección a mi casa, me adentré en la curva de una banqueta y solo pude sentir un golpe enfrente mía.

— Akira...— alcé la mirada para contemplar quién era y me dejó sorprendida.