El hilo azul de la amistad

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Comenzaba un nuevo curso en la universidad, me sentía estúpido por encontrarme de nuevo en esa clase, pues era la tercera vez que tomaba el curso ya sea porque no lo tomaba en serio o por vagancia completa, donde prefería dormir que asistir a clases, habían hecho que fuera un idiota que había perdido dos veces ese curso pero yo decía, la tercera es la vencida.

Pensaba en todo eso mientras me encontraba sentado en el aula, un novel profesor nos daba la bienvenida al curso mientras nos indicaba que nos presentáramos y que indicáramos un tema para realizar la investigación que iba a ser el trabajo final de ese curso, cuando tocó mi turno, me presenté sin ganas e indiqué que me interesaba la seguridad social del país, interés que nacía en el hecho de que ya había realizado un trabajo sobre ese tema y por ende podía hacer un buen trabajo porque conocía del tema.

Conforme avanzaban las presentaciones, yo sólo quería irme así que no le ponía atención a nadie, hasta que el profesor con cara de que le dieron el regalo de sus sueños en navidad y explicando la siguiente parte de la clase como si hubieran descubierto que a partir de hoy iba a llover chocolate con leche, dijo que nos ubicáramos en grupos dependiendo del interés temático con el que queríamos trabajar, inmediatamente escuché un susurro a mi lado que decía: "Compañero, hey compañero", mientras mi amable mente pensaba: "esta estúpida no, porque esta mae, de toda la clase me va a tocar esta tipa que se ve toda intensa", por más que mi mente me lo advirtió, terminé formando grupo con la intensa, mientras pensaba en que mi curso iba a ser una completa basura, apareció una chica de cabello rojizo arrastrando a su amiga  y preguntó con una sonrisa en la cara "¿Podemos unirnos con ustedes?" a lo que dije no muy convencido que si.

Hay una pequeña leyenda nipona que dice que las personas que están destinadas a estar juntas, están atadas por un hilo rojo del destino, es decir el amor de la vida de cada quién está conectada por un hilo rojo, que se puede estirar y tensar pero jamás romper.

Yo pienso que pasa lo mismo con la amistad, hay personas que entran a la vida para quedarse, para cambiarla y para hacerla mejor, así fue lo mío con Pau, esa chica de cabello rojizo se convirtió en un Oasis de naturalidad en una clase de idiotas, era con quién yo podía ser yo y no tenía que aparentar ser alguien más, para mi ella es de esas amistades que duran toda la vida y lo más hermoso, lo que más me gustó, fue el hecho de que era sólo mi amiga y me confirmaba que la amistad entre un hombre y una mujer es posible.

Puedo escribir millones de cosas que no podría agradecerle nunca lo que hizo por mi, pues ella hizo que mis clases fueran distintas, hizo que mis clases pasaran de ser lo peor de la semana a ser una de las cosas que más esperaba, ¿que hubiera sido de mi persona sin las conversaciones tontas en media clase? ¿Sin las risas o las hojas de mafalda? puedo decir que en la universidad nunca había tenido una amiga con la que me sintiera tan cómodo, con la que la sintiera tan real, al punto que las conversaciones, los mensajes eran tan únicos que cualquier persona se sentiría sumamente rara si alguien las leyera o las escuchara, hasta nuestra complicidad en contra de la intensa.

Definitivamente estoy seguro que nos une un hilo azul de la amistad, porque personas así son muy difíciles de hallar pero cuando se encuentran, se deben mantener por el resto de la vida. 

A solas con la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora