Carta a la luna #2

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Muchas veces, la vida golpea y golpea fuerte, el estrés se acumula y la piedra pesa más de la cuenta, porque empiezas a pensar en todos los que crees decepcionar y no te sientes preparada para vivir en el mundo que te tocó vivir, las notas son solo un número, la vida no es una carrera, no gana quién llega primero, sino quién aprende a vivir, al final de la misma, nos llevamos las sonrisas, los buenos momentos y el amor, tanto el que se dio como el que se recibió.

El estrés conlleva al fracaso, si quieres fracasar estresarse por no hacerlo es el primer paso, porque al final de cuentas el miedo a algo solo le da más valor a esa cuestión.

La luna debe vivir, brillar cuando quiera y esconderse cuando quiera, el correr solo hace que se gaste el tiempo a la desesperada en una carrera idiota con meta en la muerte, pues si sabiendo que la meta es la muerte, es mejor caminar y  no correr, detenerse de vez en cuando y respirar el aroma de las flores, escuchar el canto de las aves, porque al final la vida se trata de los pequeños momentos y las veces que fuimos felices, no de números y evaluaciones porque si podemos medir la vida como una estadística, sobrevivimos y no vivimos, por lo que es mejor, al momento de morir, abrazar a la muerte y decir, llévame vieja amiga, de lo que hice, no me arrepentí.  

A solas con la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora