Diamantes de sol

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Era un día como cualquier otro, el sol se mostraba radiante y orgulloso mientras coronaba un cielo sin nubes, celeste y brillante, dando una visión hermosa de un manto celestial que unas horas se iba a coronar de brillantes estrellas, el viento se había ido a jugar con las nubes a algún lejano lugar pues en este lugar, el viento brillaba por su ausencia, arrecostado sobre el tronco de un árbol y cobijado por una sombra de frescura, un joven se encontraba sentado con un cuaderno abierto sobre sus rodillas y un lápiz en la mano, con el cuál, el joven esculpía palabras sobre el cuaderno con el fin de desahogar sus penas y calmar sus pensamientos, sobre las muchas hojas de papel en blanco, tomaba forma una historia de de un caballero medieval que tenía que rescatar a su princesa de un malvado dragón, pero a medida que avanzaba su búsqueda se iba dando cuenta que el verdadero monstruo era la princesa y se estaba planteando seriamente la posibilidad de rescatar al dragón, pero algo estaba claro, ya fuera que el joven decidiera rescatar a la princesa o al dragón, él estaba en una búsqueda de algo.

La paz del joven se vio súbitamente interrumpida cuando una irreverente paloma se posó sobre la rama que se encontraba encima de la cabeza del joven, la paloma se acomodó amenazadoramente de espaldas, por lo que el joven decidió que era hora de partir, de caminar sin rumbo o decidirse a ir por un helado para combatir a los rayos del sol y al escaso viento que manejaban el día.

Mientras caminaba el joven pensaba en sus últimas semanas, semanas donde el mundo había decidido ponerse de cabeza y temblar incontrolablemente hasta desmoronar lo que el joven consideraba lo suficientemente fuerte para soportar lo que fuera, se había dado cuenta que no era así de la peor manera, lo peor de todo es cada día se desmoronaba algo nuevo, crecía algo nuevo y moría algo que no sabía que podía morir, mientras los crueles pensamientos se amontonaban en su cabeza, el joven ponía la mínima atención en el camino, sabía que caminaba por el césped pero no había puesto atención a nada más, hasta que un brillo captó su atención, se acercó lentamente hasta donde se encontraba ese brillo, se acercó, el objeto se encontraba enterrado, sólo una parte de él se asomaba, así que el joven decidió desenterrarlo, hizo un pequeño hueco en la tierra y con una facilidad asombrosa, como si el objeto estuviera deseando ser encontrado por el joven, lo logró desenterrar, cuál fue la sorpresa de el joven al descubrir un hermoso diamante, parecía haber sido labrado por las manos más hábiles, tenía un tono que le recordaba a una hermosa esmeralda, pero este era un diamante, admiraba el joven el diamante hasta que decidió seguir su camino, guardó el diamante en su bulto y siguió su camino.

El joven se sentía sumamente realizado, pasaba el tiempo admirando su diamante y cada día veía más grandeza en él, sin embargo al pasar los días, el diamante empezó a perder su brillo, se empezó a opacar lentamente, esto llenó de gran tristeza al joven que no sabía que hacer para recuperar la belleza de su diamante, el joven decidió dejar su diamante guardado, tal vez la luz es la razón de la perdida del color, pensó.

Mientras caminaba con la cabeza abajo, pensando en como recuperar su diamante, de como devolverle el brillo perdido, pensaba en eso cuando vio a lo lejos un brillo, el joven emocionado se acercó corriendo, tal vez era algo que le iba a ayudar a devolverle el brillo a su diamante, se acercó, el objeto estaba casi enterrado excepto por una pequeña parte, el joven hizo un hueco en la tierra y con una asombrosa facilidad, como si este objeto también estuviera deseando encontrarse con el joven, salió de su escondite y el joven descubrió otro hermoso diamante, aunque muy diferente al que había encontrado anteriormente, este también parecía haber sido labrado por las manos más hábiles, sin embargo, tenía un tono de zafiro, aunque era un diamante, el joven se guardó el diamante y siguió su camino.

Los días pasaban y el zafiro brillaba cada día más y el joven empezó a admirarlo cada vez más, sin embargo, el joven se sentía cada vez peor, pues entre más brillaba su zafiro, más se opacaba su esmeralda, al punto que, de haber sido posible, el joven empezó a pensar que la esmeralda se sentía celosa del zafiro.

Como el joven no podía ver su esmeralda opaca, decidió partir en una aventura, decidió buscar a un viejo trovador que pasaba contando historias sobre la vida, el joven se había hecho amigo del trovador pues era el único que lo escuchaba, así que decidió irle a pedir ayuda para descubrir lo que pasaba con sus diamantes, caminó el joven varios días hasta que escuchó a lo lejos una inconfundible risa, el viejo trovador, bailaba y reía, cantaba y reía, simplemente disfrutaba de la vida, el joven se le acercó y el trovador lo recibió con gran animo, pues se estaba reencontrando con un amigo muy querido, se sentaron a la sombra de un árbol y el joven le contó sobre los diamantes, le enseñó ambos, el viejo los examinó cuidadosamente y seriamente le dijo, se lo que son y te lo voy a explicar, escucha con atención:

"Desde el principio de los tiempos, el sol ha estado completamente enamorado de la luna, el sol ha hecho de todo para enamorar a la luna, hasta le prestó su luz para que brillara, al principio, la luna y el sol eran completamente felices, sin embargo, en su momento la luna se sintió mal, brillaba con la luz del sol y ella no quería depender de él, así que poco a poco se alejó, hasta irse con su mejor amiga la tierra, el sol desesperado, hace todo lo posible por conquistar a la luna, por recuperar lo que alguna vez tuvo, pues el sol no sabe explicarle a la luna, que a pesar de que sea él quién irradia la luz e ilumina la luna, la luna es quién brilla con luz propia, pues ella recibe la luz del sol y la usa como quiere, pero aún así la luna permanece distante del sol, el sol tiene detalles con la luna, le da regalos, le dedica canciones y poemas, sin embargo la luna duda y aunque quiere al sol, no se atreve a dar ese paso, a veces la luna empieza a ganar confianza poco a poco hasta que se muestra llena y hermosa, como ama el sol ver a la luna así, simplemente se queda sin palabras y añora verla siempre así, sin embargo la luna a veces se deja abordar por las dudas y se empieza a esconder, poco a poco hasta que nadie la ve, mientras el sol sufre por ver a la luna triste y apagada, hasta que el ciclo empieza de nuevo, el sol, le regala diamantes a la luna, se llaman estrellas, algunas de ellas caen a la tierra y eso amigo es lo que tienes ahí, dos de los diamantes que el sol le regaló a la luna, el asunto es el siguiente, tu sólo puedes tener uno, pues cada diamante posee el amor del sol por la luna, uno de esos diamantes te hará feliz, sin embargo tener los dos te volverá loco porque no sabrás elegir uno y al final vas a perder los dos, ambos se van a opacar en su momento, pero es que ocupan opacarse para poder brillar con mayor intensidad y una belleza irreal, pero tu debes decidir, con cuál de los dos te quedas, no hay otra opción."

El joven agradeció al viejo trovador por haberle compartido la historia y se decidió a dejar ir uno de los diamantes, cada paso que daba era un paso más cerca a esa terrible decisión que debía tomar, caminó hasta que llegó a la orilla de un río, se sentó sobre una piedra y sacó los diamantes, ambos brillaban de manera hermosa, cada uno con un tinte especial, mientras los admiraba el joven no sabía con cuál se iba a quedar, había tanto que le gustaba de los dos, sin embargo su camino estaba claro, sólo podía elegir uno, pensaba en cuál diamante elegir, cuando detrás del joven una paloma voló muy cerca de la cabeza del joven, esto hizo que el joven se asustara y se cubriera la cabeza, cuando hizo esto, accidentalmente uno de los diamantes cayó a las aguas del río y se perdió para siempre, el joven sin creer lo que acababa de pasar, vio el diamante que le quedó, sonrío y lo guardó, pues sabía que en esta ocasión, la vida le había dado la oportunidad, de ser feliz.

A solas con la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora