Su distinguida presencia masculina fue fugazmente ignorada y de poco le sirvió aquella fulminante mirada para apaciguar la descortesía de la joven quien se había despojado de su inmensa timidez para hacer entrada a una curiosidad aún más grande que su sentimiento anterior.
—Mi nombre es... —alcanzó a decir él, antes de ser interrumpido abruptamente.
—Oye —dijo ella, mirándolo fijamente—, yo te conozco.
Aquella extraña chiquilla tímida y nerviosa había cambiado radicalmente su actitud, y de una forma poco educada lo había interrumpido. Inesperadamente el semblante del joven que antes era tranquilo y sereno, se tornó con ínfimo aire de sorpresa.
Ahora era ella quien lo inspeccionaba fijamente sin temor alguno.'Es un poco excéntrica', rápidamente llegaron a su memoria las palabras que alguna vez le mencionaron sobre aquella chiquilla.
'¿Poco excéntrica? Yo diría poco educada' pensó para sí mismo.
Sin duda alguna era excéntrica, curiosa y poco educada, clara señal de la hija única de un cariñoso e indulgente padre que cumplía sin reparo todos y cada uno de los caprichos que esta pudiese imaginar.
Aquella muchacha lo examinaba atentamente, con insolencia, sin avergonzarse de sus impropias acciones. Era capaz de percibir la forma en la que sus ojos cafés se colocaban en cada centímetro de su rostro.
Excéntrica, informal e irrespetuosa.
Su mirada intensa y vivaz hacia juego con sus alegres ojos felinos que eran cubiertos casi en su totalidad por un flequillo que había crecido de manera descuidada. Sus rasgos eran afilados y sutiles. La claridad de su piel dejaba ver que hacía tiempo ya que no era bañada por los rayos del sol. Su largo cabello negro, ondulado e indómito, llegaba al ras de su cintura.
Su vestimenta era juvenil y desaliñada, su porte era despreocupado e informal. Parecía más una muchacha del montón que aquel maravilloso talento del cual la gente hacía alarde.
—Estoy segura de que te conozco de alguna parte —guardó ambas manos en los bolsillos del pantalón y se inclinó ligeramente hacia delante continuando con su inspección.
—Tal vez piensas eso por las hojas que estuviste leyendo esta mañana —dijo su madre mirándola con extrañeza.
—No. No es eso, estoy segura —observó las hojas esparcidas debajo de los muebles y guardó silencio por un momento con la mirada perdida— ¡Es verdad! —gritó repentinamente.
— ¡Camil, por Dios! —brincó Romina del susto.
— ¡Si, ya lo recuerdo! Hace dos semanas estabas en la oficina de mi padre. Vaya, vaya —dijo riendo—, ¿Entonces tú eras el infortunado?
— ¿Infortunado? —preguntó él con desconcierto. Había caído en el juego de la muchacha.
—Olvídalo —rió nuevamente ella—, por cierto discúlpame por haberte interrumpido hace un momento, fue descortés. No debí hacerlo, lo siento.
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Al Diablo Tu Recuerdo (EDITANDO)
RomanceCamil trata de reajustar su vida luego de un trauma amoroso en su pasado del que se esfuerza por olvidar haciendo lo que está a su alcance. Recibiendo todo el apoyo de su entorno, cree ver la luz al final del túnel sin embargo un ayudante inesperado...