Rechazo

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—Dios mío— sorprendida indagó Romina al ver entrar a una somnolienta Camil por la puerta del comedor—  ¿Qué diablos haces despierta tan temprano?

—Sin duda es un acontecimiento insólito— añadió Clara con burla— ¿No será que está enferma?

—Si fuera el caso ya estaríamos corriendo por toda la casa debido a sus lloriqueos— sorbió de su taza de café.

Clara continuó sirviendo la mesa añadiendo una taza extra de café pero interrumpió a Camil antes de que ésta la tomara.

—Deja te preparo el desayuno antes de que inicies con tu vicio. ¿Quieres que te añada algo más?

—Solo dame lo de siempre— dicho esto recostó la cabeza sobre el comedor.

—¿Y bien?

—¿Ahora que quieres? ¿Todavía quieres seguir burlándote?— bostezó Camil.

—Fastidiosa. No te pueden decir nada por que en un segundo te ofendes. Definitivamente tienes un humor de perros por la mañanas.

—¿Solo por las mañanas?— se escuchó la voz de Clara entrando al comedor con la bandeja extra del desayuno.

—Maldición — gruñó Camil— ya entendí, ya entendí. Hace tres días que salgo de la cama a la misma hora, ustedes son la razón por la que no vengo por aquí— tomo el vaso con agua cuando Clara dejó su desayuno frente a ella— prefiero pasar hambre hasta las diez antes de venir a que se burlen de mi pero hoy no me pude aguantar.

—¿Tres días?— preguntó Romina —¿Pero por que?

Clara se sentó en la mesa haciendo compañía. No era nada fuera de lo común que las tres estuviesen reunidas en el comedor platicando y viboreando de alguna persona solo para matar el tiempo antes de iniciar con los quehaceres diarios. Era algo normal que inauguraran las mañanas de esa forma luego de que Camil se una a ellas sin compañía del sueño y con buen humor debido a que sin las irreverencias de ella las conversaciones no eran las mismas.

—Hago lo posible para despertar antes de que él llegué con el desayuno para cuando sale de la cocina yo ya me encuentro en el jardín adelantando un poco el trabajo. No le voy a dar el gusto a ese mojigato de que se apropie del merito de sacarme temprano de la cama.

Clara y Romina rodaron los ojos con aburrimiento.

Cualquiera que fuese la razón mientras ella trabajará temprano seguía siendo merito de él. 

—¿Se supone que lo quieres hacer enojar o algo así? —preguntó Romina.

—Pues obvio —respondió la azabache— mi padre le aplaude todo lo que hace. 

—Entiendo lo que tratas de decir pero te vez agotada, ¿Estás descansando bien?

— ¿Descansar? —Bostezó forzadamente y recargó la cara sobre la mesa, por un momento creyó que se burlaba de ella pero no tenía las fuerzas para pelear, decidió continuar sin ofuscarse— ¿Cómo puedo descansar con él cerca de mí molestándome todo el tiempo? Día y noche sin descanso. Me envía mensajes todo el día y me llama si no respondo, eso sin contar la cantidad exagerada de correos para que acepte alguna convocatoria. Y lo peor es que me ha obligado a borrar todas mis redes sociales. 

—No han pasado ni quince días, ya te acostumbrarás. Además debes recordar que tu padre quiere que recuperes el tiempo perdido como sea posible. Y si con la ayuda de él estás nuevamente al corriente, no creo que a tu padre le interese demasiado si el único precio que paga son solo un par de quejas tuyas.

Al Diablo Tu Recuerdo (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora