Salón de castigos
— ¡ve al salón de castigos! ¡(T/a) inmediatamente, no me hagas llamar al director! — los ojos de la chiquilla se divisaron en la... El.... Maestro/a—
Se hecho una mirada, de esas que sin las ves, te quedas dudando si el día siguiente estarás vivo. (T/n) había golpeado aun chico gordo y castaño en los pasillos de la escuela, todo por que este le insultaba de manera repetida.
El simple hecho de que su madre y su padre fueran traficantes de drogas ya era mucho que soportar, ¿pero que un cabrón te lo estuviera recalcando e insultarte por eso? Simplemente ella exploto.
Estaba caminando por los pasillos, tocando su navío que se había roto un poco por la culpa del gordo, ya que este la había empujado de cara contra las paredes. Sin mas, la sangre seguía saliendo.
Diviso aquel salón, que afuera tenia una banca con dos personas, esperando a que el profesor que atendiera aquello saliera y los dejara pasar. Lo mas irritante de todo, es que ella era nueva ahí.
Se sentó en medio de los dos chicos, ambos la quedaron mirando. A uno, no se le podía reconocer, era mayor y en su puta vida lo había visto. El que estaba a su izquierda era craig, craig tucker. Era de su clase y ya lo había visto varias veces ese día.
No lo saludo ni nada. El la mente del chico pensaba que ella había matado a alguien, su caliza blanca tenia pequeñas gotas de sangre, casi secas pero muy notorias. La mirada perdida de la chica tan solo le parecía difícil de creer.
Cuando el profesor salio de aquel salón, les dejo entrar. Miro a los tres alumnos, solo eran tres castigados.
Ambos se sentaron en distintos noveles de banco, el chico desconocido en la primera fila, mientras que ambos compañeros en la ultima. El sangrado d el a chica no paraba, se manchaba las manos y de tal manera que parecía que hubiera matado a alguien.
[...]
La hora había terminada, nada interesante había pasado en ese entonces, solamente que el pelinegro le había dado un pañuelo para que la de ojos color (c/o) se limpiaba la sangre.
En todo ese esto, el chico la observaba, ella ni cuenta se daba, pues estaba concentrada en el sangrado.
Al chico se levanto y dejo un papel sobre la mesa de la chica. Esta extrañada miro como tucker se iba dejándola sola, con el profesor que estaba durmiendo.
La nota era pequeña, la abrió;
"¿Mañana a la misma hora, (t/n)? Tengo algo que decirte."
La chica solo sonrió de lado y se largo de aquella calurosa sala.