estabas alejada de la ciudad, veías las luces del pueblo desde lejos, alumbrando bastante a su al rededor. estabas pasando frió encima de un pequeño cerro, con una pala en tus manos, llevabas un gran agujero. en un momento justo, te cansaste de estar cavando por casi diez minutos, enterraste la pala en el suelo y te sentaste, secando tu frente.
un saco de tela ensangrentada estaba a tu lado, no disimulaba lo que era, sin embargo, ese era el motivo de llevarlo a un cerro y enterrarlo.
te levantaste preparandote para seguir, sin embargo escuchaste unos ruidos venir de unos arbustos a un par de metros de ti. te asustaste, pensaste lo peor, la policia, un guardabosques o quizas familiares de tu victima. levantaste tu pala para intentar defenderte, por si ese algo intentaba atacarte.
pero no.
solo era un rubio de tu edad, parecía perdido, ya que miraba a su al rededor nervioso y rápido, hasta que te encontró con la mirada. el chico no era una amenaza, era un poco mas pequeño que tu y era algo flato, sin casi nada de musculo.
— ¡hey! ¿tu también estas perdida? — el chico pregunto, mientras lo hacia se acercaba a ti de manera amigable. no le respondiste, aun así, desconfiaste. — ¿ N-no hablas? — tartamudeo un poco.
lamentablemente el chico se acercó lo suficiente, tanto, como para ver el saco en el suelo. al notarlo se quedo inmovil, seguiste su mirada hasta notar lo que miraba.
— h-hey. - El chico comenzó a correr en dirección opuesta. Tomaste la pala y lo comenzaste a seguir maldiciendo en voz baja. —
Lo viste esconderse en unos arbustos, seguiste caminando, como si no lo hubieras notado, te diste una vuelta amplia, hasta quedar a las espaldas del chico. Butters, confiado en que te había perdido, salió confiado de los arbusto, dio un par de pasos.
Justo ahí fue cuando le pegaste con la pala en la cabeza, hiciste una herida que sangraba, tosiendo la Blanca nieve de un rojo sucio y salpicado. Seguiste golpeando, hasta asegurarte de que estuviera muerto. La nieve tenía un gran machon rojo ahora.
Tomaste el delgado cuerpo del chico y con dificultad lo subiste a tus hombros. Demonios. Prometiste nunca más matar a alguien.