1 - Richard

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AETERNITAS 1x01

© 2011, Daniel Estorach Martín

Diseño de portada: Daniel Estorach Martín

Web: http://aeternitaslalucha.blogspot.com.es/

Contacto: arawna@hotmail.es

Nota: Aeternitas es una novela serializada, de la que se irán publicando nuevos capítulos cada cierto tiempo. De vosotros depende, lectores, el tiempo que pase entre la publicación de un capítulo u otro.

Prólogo

Cuenta la leyenda que existen siete inmortales que dominan el mundo y que llevan haciéndolo desde el principio de los tiempos. Se dice que manejan los hilos de todos nosotros desde las sombras, que nadie sabe quiénes son ni donde están, y que los pocos que han conseguido acercarse a ellos han desaparecido sin dejar rastro.

Esta leyenda, cuento o fábula —dadle el nombre que queráis— hasta hace poco era real, y en parte lo sigue siendo. Tres de los siete ya no se ocultan en las sombras protectoras de sus fortalezas. Dos han muerto recientemente, rebatiendo la parte que mencionaba la inmortalidad, y el tercero va en el asiento trasero de un coche, huyendo de su perseguidor como alma que lleva el diablo. Sabe que no habrá clemencia, como no la hubo para sus hermanos. Nunca la hay cuando existe un contrato de por medio.

1 - Richard

12 de febrero de 2011, 2:23 AM, en algún punto cercano al pirineo catalán, norte de España.

El viento invernal, helado, le daba a Richard en la cara mientras conducía a toda velocidad por la autopista. No sentía el frío ni le importaban los rádares. End of All Hope, de Nightwish, sonaba a todo volúmen en el estéreo del descapotable que se había comprado aún no hacía ni una semana. Estaba avanzada la noche y, aparte de su coche y del Volvo que llevaba delante, nada se movía sobre el asfalto. El conductor del otro vehículo aceleró, intentando desesperadamente dejarlo atrás y él, a su vez, presionó suavemente con el pie derecho y la aguja del cuentakilómetros se desplazó hasta marcar los doscientos veinte kilómetros por hora. En el asiento de atrás del Volvo observó revolverse la silueta de su objetivo al acortarse de nuevo la distancia que los separaba y que, por el momento, lo mantenía con vida. La aguja siguió desplazándose poco a poco: doscientos treinta, doscientos cuarenta... Las curvas empezaban más adelante, las veía a pesar de la oscuridad, y el volante empezó a vibrar en sus manos como si le advirtiera del peligro. Se adentraron en ellas sin reducir la velocidad pero, para su sorpresa, pronto comenzó a ganar terreno. Deberías haber contratado a un chófer mejor, viejo.

El morro de su automóvil empujó poco después la parte trasera del Volvo y ambos vehículos se agitaron con la sacudida. Aceleró aún más y volvió a golpearles; esa vez su objetivo se irguió en el asiento y agitó los brazos: no parecía demasiado contento. Menos contento vas a estar en breve. Menos todo, excepto muerto.

De repente, se despegó de su presa en mitad de una curva e inició un peligroso adelantamiento por la derecha. El otro conductor, que no debía ser malo del todo en su trabajo, se percató de sus intenciones e intentó frenar para dejar que lo adelantara y que éstas quedaran en nada, pero ya era demasiado tarde. Richard dio un volantazo y hundió el morro de su Spyder de doscientos mil euros contra el lateral del otro coche mientras soltaba una carcajada de satisfacción. Los dos vehículos, trabados, metal contra metal, comenzaron entonces a dar vueltas sobre sí mismos por la calzada de cuatro carriles como si de una pareja de bailarines en una sala de festejos se tratara, pero en lugar de un vals de Chopin lo que sonaba aquella noche era el enérgico gothic metal de Nightwish.

AETERNITAS - Asesino de InmortalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora