Carta 27

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Abigail:

Lo siento tanto, de verdad lo siento. No quería, no podía... yo.

Abi, perdóname, por favor perdóname... yo solo... yo solo quería... quería que sintieras mi dolor, que sintieras mi traición, pero yo... no quería ir tan lejos, perdón. Enserio perdón.

Prometo, prometo que lo arreglaré lo juro.

Me arrepiento tanto de haber tomado ese cuchillo, me arrepiento de ver correr la roja sangre sobre tus blancas sábanas, perdón, perdón... yo te maté, te maté.

Jamás podré olvidar el rojo color de tu sangre, la forma en que me mirabas asustada, como tus hermosos ojos café perdieron el color, como sollozabas mientras pedías clemencia. Recuerdo tu piel volviéndose cada vez más blanca y como tu cabello que ya había crecido se revolvía entre las sábanas. Te veías hermosa con todo ese rojo rodeándote. Siempre creí que el rojo era tu color. Abi, incluso muerta eres hermosa.

Te tomé entre mis brazos y te abracé. Te amo tanto Abi. Te tomé y te saqué de tu casa y te llevé hasta el parque donde nos dimos nuestro primer beso ¿Lo recuerdas? Fue ahí mismo en donde te entregaste a mí como mujer. Fue una noche estrellada ¿Lo recuerdas?

Oh dulce Abi, te amo tanto. Prometo que arreglaré esto y estaremos juntos para siempre. Tú, yo y Carolina, los tres por siempre.

Atte: Un arrepentido Adrián.


Eternamente enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora