Capítulo 23

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El molesto y doloroso dolor de cabeza no me dejaba dormir, la resaca era algo que hace mucho no sentía pero que ahora me arrepiento de estar sintiendo.

Diez de la mañana, despierto con la misma ropa del día anterior, incluso aún con los zapatos en mis pies.
Me miró al espejo que está dentro de la habitación y me río de mi.

—Eres un desastre bebiendo, Camila.— me digo a mi misma.

Y no, no exageraba, literal lo era.
¿Quien se sube a un escenario en un restaurante a gritar su mal de amores? Nadie, por Dios. Ni Obama.

Salí de la habitación suponiendo que Jack no estaba en casa pues era demasiado tarde para que él siguiera ahí.

Entré al baño y encendí el calentador de la ducha sin pedir permiso, y es que si lo pido me llaman la atención diciéndome "Es tu casa, no pidas permiso", pero ¡ah! Si hago una fiesta ya no es mi casa. Aún no estoy del todo bien, disculpen comentarios tan sin sentido.

—¿Camila?— escuché que Ruth me habló.

—¿Sí?— cerré la puerta del baño al salir de ahí.

—¿Vas a ducharte?

—¿Crees que no lo necesito?— me reí

—Okey.— se rió también — te esperamos para desayunar.

—¿Jack está aquí? —susurré.

—¡Puedo escucharte Camila!— gritó él desde la cocina.—apresurate porque tenemos una charla pendiente.

—¡Okey!— grité también —¿Pero qué no tenías que estar en el hotel?

—Es sábado.—contestó Ruth por él.

—Oh.

Estaba perdida ¿Sábado? Nunca creí que fuera sábado. Beber no es bueno para mi.

Me duché y vestí con algo un tanto primaveral, aunque sabía perfectamente que no resultaría nada bien.
Sequé mi cabello y lo dejé al natural.

—¿Aún estás ebria?— me preguntó Jack cuando llegué al comedor.

—¿Eh?

—Estamos a menos cinco grados ¿Y tu piensas salir sólo con esa playera?

—¿Pues a dónde saldré? —me senté.

—Quería que me acompañaras a hacer compras navideñas.— Ruth sonrió animada— ¿Quieres?

—Se estaban tardando en adonar.— sonreí — claro que quiero, me gustan las compras navideñas.

—Fue pan comido. - le presumió a Jack.

-Siempre lo supe.- él bromeó.

No entendí de que era lo que reían, así que no me reí.

-¿En serio me van a hacer esto?- bufé cuando miré los platos de ambos.

Un emparedado de jamón, queso y vegetales que se miraba delicioso, un vaso de fruta fresca, un zumo de frutas o café caliente y galletas de chocolate que parecían recién hechas.

-Te recomiendo que...- Jack coloco frente a mi un caldo de vegetales con carne- le pongas limón porque está demasiado picante.

-Qué buen castigo.- fruncí el ceño.

-No seas tan cuel.- Ruth se rió.

-Debemos de poner reglas - dijo sarcástico. - por cierto, no saldrás con Dylan hasta que él venga y me explique todo. Y no es que no lo quiera para ti, ni este en contra de todo esto, es más, creo que él es bueno para ti pero él y yo hablamos y quedamos en algo...

Mi Hermanastro| Temporada 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora