C.31 Honestidad.

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Armin comenzó a leer todo, desde el principio al final.

Las páginas de la izquierda siempre estaban llenas de rayones y manchas, siempre con correcciones sobre las palabras, Armin no podía entender nada. Pero los poemas en las páginas de la derecha siempre estaban impecables, lo que hacía parecer que eran los poemas de la izquierda ordenados.

Él pasaba de páginas y páginas de poemas antiguos, le daba la impresión de que estaban escritos mucho antes de su llegada. Pero se detuvo en un poema que le pareció conocido.

Era la canción que Lysandro le dedicó.

Una pequeña risa escapó de sus labios, esa era la cosa más bonita que alguien la haya hecho, le dio un montón de recuerdos hermosos y la nostalgia de hace unos meses se hizo presente. No supo todo el tiempo que estuvo parado, leyendo y releyendo el poema.

Volvió a las páginas anteriores que no había leído, todas trataban de él. Se sonrojó con gran felicidad.

Todas hablando de los sentimientos que provocaba en Lysandro, de lo único y maravilloso que le parecía Armin. Y el chico no podía estar más enamorado al leer todas las cosas que su novio escribía, sentía que su corazón iba a derretirse ahí mismo si seguía leyendo tanta cosa cursi.

Pero Armin no había abierto la libreta para saber lo que pensaba Lysandro de él antes de ser novios. Necesitaba saber lo que pensaba después de ser novios, cuando las cosas comenzaron a salir mal entre ellos.

Descubrió que después de la canción, los poemas seguían tratando de él, eran un montón, y era fácil reconocer que hablaban de Armin, además, siempre decía su nombre en alguna parte con un corazón mal dibujado haciendo parecer que lo había escrito una chica enamorada. Al chico le sacaba más de una sonrisa al ver eso.

Armin no se alarmó tanto al ver lo obsesionado que estaba Lysandro, suponía que estaba bien de un chico que con suerte hablaba de sus sentimientos.

Pero algo le llamó la atención. Llegó un momento en el que no había poemas, sólo frases que parecían ser como un diario de vida para Lysandro.

Leyó con cuidado cada detalle.

En la primera hoja no logró sacar mucho en limpio. Pero había algo relacionado con un sueño que tuvo, y Lysandro a cada momento se culpaba y se sentía horrible por haber soñado eso.

Armin no entendía, para él los sueños no eran más que cosas que la gente quería hacer o no quería hacer. Así como poder volar o soñar con un apocalipsis zombie. Al menos eso era lo que Armin soñaba.

Pero avanzó de página para poder aclarar más cosas.

Ahora la confusión de Lysandro, se debatía entre si el sueño era algo bueno o malo. ¡¿No podía ser más específico?!, ¡¿qué era ese...

Y Armin interrumpió sus propios pensamientos al leer un fragmento de un pequeño texto en la página derecha. Era algo muy subido de tono, demasiado.

Lo fue leyendo con tanta sorpresa que no se dio cuenta que mantenía la boca totalmente abierta.

¡Era como leer porno!, ¡era porno!, ¡¿qué mierda había en la cabeza de Lysandro?!

No podía creerlo. Había creído a Lysandro un santo. Parecía que era otra persona. El Lysandro que conocía y éste, no encajaban en nada.

Y de pronto leyó: "...ojos azules...", "...su cabello oscuro...", "...y le susurré sobre su cuerpo, Armin".

- ¡¿Pero qué verg... -. No pudo evitar gritar, es que todo lo había pillado por sorpresa, que a Lysandro le guste ese tipo de cosas no era algo que esperaría.

Opuestamente iguales (Cdm yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora