La había visto a los ojos más de mil veces, recordaba cada una de sus facciones, la había molestado día tras día, estaba seguro de que ya lo había visto todo en ella y en los últimos meses había pasado cada segundo que era posible a su lado y ahora estábamos bailando, estábamos en la misma sintonía casi en todos los sentidos, solo que había algo, tenía que decir algo pero no sabía exactamente qué. Ella estaba tan feliz como siempre, era raro verla llorar, claro que tenía sus momentos de debilidad, momentos en los que para ella era imposible contener el llanto, mantener todo su dolor contenido dentro de ella y entonces dejaba caer cualquier escudo que la estuviera protegiendo.
Estaba asustado, me daba tanto miedo que se diera cuenta de lo que pasaba dentro de mi cuerpo, la incómoda sensación de aquello que tenía que decir, el sudor en mis manos, estaba sediento, mi cuerpo estaba temblando, detestaba la idea de que el temblor pudiera hacerme perder el control, tropezar y arruinar la mejor que podía estarme pasando. Derecha, izquierda, vuelta y a mis pies. Final solo eso debía recordar no era tan difícil.
Ya era hora. TE AMOOO. No hubo más, se había terminado, ella ya no estaba conmigo, era real lo que había gritado, de verdad lo sentía o solo estaba deseando que ella lo sintiera por mí, por el momento solo deseo regresar a aquel baile.
NO. Aquello no iba a pasar. No estaba enamorado y ella jamás iba a amarme.
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Héroes al desastre
Teen FictionTe has preguntado ¿por qué nos enamoramos de personas que no se parecen ni una pequeña parte a nosotros? ¿por qué los polos opuestos se atraen? Jesús y Ani son amigos pero hasta donde pueden llegar juntos