Capítulo 3

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  Serena la miró con gesto pensativo.
–Yo que tú seguiría adelante con el compromiso durante unos días, pero déjale claro que no tienes intención de casarte. Es importante que parezca que ha sido James quien ha cambiado de opinión... para salvar la cara con su gente.
____ asintió, sabiendo que Serena sabía cómo manejar esos asuntos mejor que ella.
–No dejes que te haga daño –le dijo luego su amiga, levantándose–. James es un seductor, pero no creo que ninguna mujer le haya tocado nunca el corazón. Ten cuidado con el tuyo.
–No te preocupes por mí, no voy a perder la cabeza –_____ miró la rosa que había sobre la mesilla y luego a Serena–. Me alegro de que Gabe te encontrase. Y me alegro mucho de que haya vuelto a encontrar la felicidad.
–Yo también soy muy feliz –el rostro de Serena resplandecía–. Gabe es mi corazón, mi amor, mi alma gemela.
Y eso era exactamente lo que ____ esperada encontrar algún día: amor de verdad. Pero eso era precisamente lo que el príncipe James no le había ofrecido.
Había sido una sorpresa para James que ____ mencionase el amor. También él había tenido una vez la esperanza de que esa emoción existiera y la había buscado desesperadamente, sobre todo para demostrarle a su padre que estaba equivocado. Pero después de pasar todo un año buscándolo, saliendo con una larga lista de mujeres que lo dejaban frío, había llegado a pensar que el amor no existía. O, al menos, no existía para alguien como él.

Los matrimonios se formaban, como el de su padre y su madre, por una variedad de pragmáticas razones, no porque entre dos personas pudiera existir una magia loca y repentina.

Sentado en el salón de Gabe y Serena, mientras esperaba que _____ se reuniese con él, James pensó en lo que sabía sobre ella: tenía veinticinco años y era una profesora sin empleo que había pasado el último año cuidando de una madre enferma que, lamentablemente, había muerto un mes antes.

Tenía una tarjeta de crédito que apenas usaba, un coche de más de siete años y ninguna propiedad a su nombre. Además de una reputación sin mancha. Un modesto pasado que sus compatriotas encontrarían encantador.

Lo que sabía sobre ____ era lo que podría saber cualquiera, pero había tantas cosas que ignoraba... y le sorprendía reconocer que estaba deseando pasar tiempo con ella. James sonrió al recordar su risa. Esperaba hacerla reír aquel día.

–____ bajará enseguida –dijo Gabe, entrando en el salón.

–Muy bien, estoy deseando volver a verla –James sonreía, pero el hombre alto y moreno estaba muy serio.

–Tú sabes que ____ es la hermana de mi difunta esposa –dijo Gabe.

James asintió con la cabeza. Sabía que la primera esposa de Gabe había muerto trágicamente. Tras su muerte, Gabe se trasladó a Wynborough, donde había encontrado un puesto como guardaespaldas. Según los rumores, Serena y él se habían enamorado locamente, pero James sospechaba que el padre de Serena, el rey Phillip, había llegado a algún tipo de acuerdo con el guardaespaldas. No sabía qué le había prometido, pero sí que el rey Phillip estaba muy satisfecho al ver a su aventurera hija casada. Así era como funcionaban los matrimonios reales, se recordó a sí mismo.

–Siento un gran aprecio por _____ –siguió Gabe.

–Y estoy seguro de que también yo acabaré sintiendo un gran aprecio por ella –replicó James, notando que su respuesta no aliviaba la tensión.

–No quiero que le hagas daño.

–No tengo la menor intención de hacerle daño. Voy a casarme con ella, no a enterrarla –protestó él, con una sonrisa forzada. No entendía por qué no se mostraba alegre. Al fin y al cabo, iba a ofrecerle a _____ la vida de una princesa.

–Sólo quería advertirte –insistió Gabe–. Si le haces daño, no tendrás que seguir preocupándote por tus derechos de sucesión al trono... ni por ninguna otra cosa.

James lo miró, sorprendido. Y por primera vez se preguntó si quizá no se habría apresurado al comprometerse con la bonita _____
–He pensado que podríamos ir de compras, ____ –le dijo James, a su lado en el asiento trasero de la limusina–. Sé que a las mujeres les encanta ir de compras.
–No, a mí no –contestó ella. Estaba más nerviosa de lo que quería reconocer. James le parecía incluso más lindo aquella mañana y tendría que estar hecha de hierro para que su sonrisa no la afectase.
Ni siquiera debería estar allí, pensó. No debería haber aceptado seguir adelante con esa locura.  

La proposición del príncipe ♥ (James Maslow) [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora