–Ya hemos hablado de eso –replicó ella, con expresión cansada–. Hemos hablado del tema hasta que ya no queda más que hablar. Nada me hará cambiar de opinión. Tienes cuatro días, James, deberías estar preparando tu boda –cada una de esas palabras era como un cuchillo en su corazón–. Por favor, vete.
James la tomó por los hombros.
–No puedo irme todavía. No puedo hasta que te haya dicho que te quiero, ____. Te quiero. Por favor, cásate conmigo.
La angustia que encogía el corazón de ____ se disipó cuando una furia ciega se apoderó de ella.
–¿Cómo te atreves? –exclamó, apartándose, su ira aumentando con cada segundo–. ¿Cómo te atreves a decir eso sólo para conseguir lo que deseas?
–Pero...
–Hemos hablado tanto y de tantas cosas que al fin has descubierto que amor es lo que quiero y no pienso aceptar nada menos. ¡Qué conveniente decirme ahora que me quieres!
–¡Pero es la verdad! –exclamó él, con un toque de indignación.
–No, es una burda manipulación para conseguir lo que quieres. No conseguiste comprarme con flores ni con joyas, así que ahora has decidido sacar la munición pesada.
–____, por favor... esto no es ningún intento de manipularte –se defendió James, atónito–. Pensé que querrías escuchar esas palabras. ¿Cómo puedo hacer que me creas? Te quiero.
Intentó tocarla de nuevo, pero ella se apartó.
–No puedo creerte –afirmó _____, enfadada consigo misma al sentir que sus ojos se empañaban.
Si pudiera creerlo... Pero no se atrevía. James no sabía nada sobre el amor.
Tuvo que respirar profundamente para llevar aire a sus pulmones.
–Vete, por favor. No quiero volver a verte o hablar contigo nunca más.
Y después de eso se dio la vuelta y salió corriendo de la habitación.
James se quedó mirándola, la esperanza escapando de él como un enorme suspiro que lo dejase sin aire. ¿Y ahora qué? ¿Debía conformarse con un matrimonio sin amor? ¿Olvidar a _____, con sus bonitos ojos y preciosos sueños? Podría casarse con otra mujer, pero sabía en su corazón que nunca la olvidaría. Se había convertido en parte de él, parte de su vida.
¿Cómo podía hacerla entender eso?
Lo había intentado todo y todo fracasaba... fracasaba miserablemente porque ____ no era el tipo de mujer al que él estaba acostumbrado. James recordó una y otra vez los momentos que habían pasado juntos y, de repente, una luz se encendió en su cerebro. Quizá aún había alguna esperanza.
Decidido, salió de la casa de Gabe y Serena para volver una hora mas tarde.
–Tengo que hablar con ella por última vez –le dijo a Serena.
Ella lo miró con expresión recelosa.
–Me parece que _____ no va a querer bajar.
–Entonces subiré yo –dijo James, dirigiéndose a la escalera.
–¡La tercera puerta al la derecha! –gritó Serena.
La encontró tumbada en la cama, boca abajo.
–_____–la llamó suavemente.
–¡Vete! –la almohada amortiguaba el sonido de su voz.
–Quiero hablar contigo.
–¡He dicho que te vayas! –____ subrayó la orden tirándole un almohadón.
–Ah, otra vez con ese carácter tuyo.
Ella se sentó en la cama, los ojos rojos de tanto llorar. Ver sus lágrimas le dolió en el alma y, sin embargo, lo hizo albergar ilusiones. Si no le importaba nada, ¿por qué estaba llorando?
–Una vez me dijiste que no podrías enamorarte de un hombre que no tuviera sueños. En ese momento yo no tenía sueños, pero ya no soy el mismo hombre. Tú me has hecho ver tus sueños y, no sé cómo, se han convertido en los míos. Yo también quiero lo que tuvieron tus padres, _____, un matrimonio basado en el amor. Y sólo puedo tener eso contigo.
Esperó un momento a que ella dijera algo, pero _____ permaneció en silencio de modo que continuó:
–He sido un tonto al pensar que las flores o una joya podrían hacerte cambiar de opinión. Esa es la tradición de los Maslow, pero creo que es hora de que comience una nueva tradición... una tradición de amor –James le ofreció una cajita–. Vamos, ábrela.
Ella se sentó en la impresionante cama, con los pies colgando. Y cuando abrió la cajita encontró dentro un llavero barato en forma de corazón. En el dorso había una pegatina que decía Hecho en Taiwan. _____ miró a James, perpleja.
–¿Qué significa esto?
–He pensado que Taiwan era tan buen sitio como cualquier otro para empezar una jornada de aniversarios juntos. Para mantener viva la tradición de tus padres.
______ parpadeó una vez... dos veces... y luego se levantó con los brazos abiertos. James la estrechó contra su corazón, acariciando su pelo.
–Pensé que mi destino era ser rey de Edenbourg, pero creo que mi verdadero destino es pasar mi vida queriéndote –le dijo en voz baja.
–Oh, James, te amo –dijo ella.
Mientras esas palabras hacían eco en corazón, calentando su alma, James la besó con todo el amor que llevaba dentro.
–Cásate conmigo, hazme feliz. No puedo imaginar mi vida sin ti –le dijo cuando por fin dejaron de besarse.
–Sí –contestó ella, con los ojos más brillantes que la más cara joya que pudiese comprar–. Sí, me casaré contigo.
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La proposición del príncipe ♥ (James Maslow) [Terminada]
Romance*Esta novela no es mía aclaro de una vez, me encanto y es algo corta, la tratare de subir toda. Es la razón por la cual no subo tan rápido capítulos porque estoy leyendo más novelas para traérselas en esta plataforma. Es pero que les guste como a m...