James arrugó el ceño.
–Sé que mis padres se respetan el uno al otro, pero la verdad es que no pasan mucho tiempo juntos.
–Pues cuando yo me case, mi marido y yo pasaremos mucho tiempo juntos –dijo ella, con vehemencia–. Siempre, de día y de noche. Compartiremos esperanzas y sueños... bueno, seguramente discutiremos alguna vez, pero haremos las paces y nuestro amor se hará más fuerte cada día.
Luego miró a James.
–Eso es lo que quiero de un matrimonio, lo que tuvieron mis padres –de repente, los ojos de _____ se llenaron de lágrimas–. Y si hubieran vivido lo suficiente, mi padre le hubiera dado a mi madre el mundo entero –dijo entonces, secándose las lágrimas con el dorso de la mano–. Lo siento –se disculpó, sonriendo para disimular su turbación.
–No lo sientas –murmuró James.
–Es que... mi padre murió hace un año de un infarto y antes de que pudiera recuperarme descubrimos que mi madre estaba muy enferma. Murió hace un mes.
Por mucho que intentase controlar las lágrimas era inútil y cuando James la estrechó entre sus brazos ella no protestó, el dolor por la muerte de sus padres abrumándola por completo.
____apoyó la cara en la pechera de su camisa mientras él acariciaba tiernamente su pelo. Aunque estaba llorando, no podía dejar de notar la fuerza de los brazos masculinos a su alrededor, su excitante aroma.
–Dulce ____ –murmuró–. No sientas pena por tus padres. Piensa que tienen toda la eternidad para estar juntos.
La dulzura de esas palabras, la ternura de su abrazo... _____ supo que estaba pisando terreno peligroso. Era vulnerable a la fantasía que él representaba. Después de un año tan terrible, sería demasiado fácil creer en el cuento de hadas que le ofrecía: convertirse de la noche a la mañana en la princesa de un exótico país.
Sí, era vulnerable. Y si no tenía cuidado acabaría enamorándose del príncipe play boy, que parecía no saber nada sobre el amor.
–Te gustan los niños –era una afirmación más que una pregunta.
Estaban paseando por uno de los preciosos parques de Wynborough y ____ se había detenido para mirar a un grupo de niños que montaban en los columpios.
–Me encantan los niños, por eso me hice profesora –asintió–. Cuando era una cría le dije a mi madre que quería tener por lo menos una docena de hijos.
–¿Una docena? Entonces neces
itarás un castillo para hacerles sitio.
Ella rió, con esa risa tan musical que lo hacía sentir un cosquilleo por dentro.
–O una vieja casa de dos plantas, por ejemplo.
James la observó mientras miraba a los niños. Su rostro le resultaba absolutamente fascinante, lleno de expresión y animación.
Dos noches antes la había abrazado mientras lloraba por sus padres muertos y su dolor había resonado profundamente dentro de él. Desde esa noche, parecían estar mucho más cómodos el uno con el otro.
Ella se volvió bruscamente.
–Si no fueras un príncipe, ¿que te gustaría ser?
–No lo sé –James sonrió mientras seguían paseando por una avenida rodeada de álamos–. Tal vez un granjero... con una vieja casa de dos plantas, perfecta para doce niños.
_____ le dio un golpecito en el brazo, riendo.
–Lo digo en serio.
Eso era algo que le gustaba de ella, que lo retaba, lo hacía pensar en cosas en las que no había pensado nunca.
–No lo sé. Es difícil considerar otras opciones cuando te han educado toda la vida para ocupar cierto sitio –James sonrió–. ¿Y tú? ¿Qué hubieras sido de no ser profesora?
_____ se encogió de hombros, la brisa moviendo su pelo.
–Quizá asistente social. Me gusta ayudar a la gente que lo necesita.
–Pues eso te convertiría en una princesa perfecta.
Ella se puso seria de repente.
–James, sabes que sólo acepté pasar unos días contigo porque Serena me dijo que era lo mejor.
–¿Lo mejor para quién?
–Para ti. Después de pasar unos días juntos, anunciarías a la prensa que me habías dejado y...
–Pero es que no pienso dejarte.
–¡James, no me estás escuchando! –exclamó _____, enfadada.
–Qué carácter –murmuró él, sorprendido.
–Pues sí, tengo carácter. Y seguramente a veces hablo con la boca llena. Como galletas en la cama y si hay más de dos tenedores al lado de mi plato no sé cuál de ellos usar. Entiéndelo, a mí no me han educado para ser una princesa.
De nuevo, James se preguntó si se habría apresurado, si quizá _____ tenía razón y todo aquello era un tremendo error.
¿La había elegido sólo para enfadar a su padre? ¿Porque sabía que desaprobaría su elección pero no podría hacer nada al respecto?
–Ah, veo que te he hecho pensar –_____ rió de repente y, al escuchar ese dulce sonido, cualquier duda que hubiera podido tener desapareció por completo.
–No, sólo estaba preguntándome si sería incómodo dormir con la cama llena de migas de galleta.
ESTÁS LEYENDO
La proposición del príncipe ♥ (James Maslow) [Terminada]
Romance*Esta novela no es mía aclaro de una vez, me encanto y es algo corta, la tratare de subir toda. Es la razón por la cual no subo tan rápido capítulos porque estoy leyendo más novelas para traérselas en esta plataforma. Es pero que les guste como a m...