Capítulo Diecinueve

18 3 0
                                    

Michael

- ¿¡Qué demonios haces Zenda!? -grité furioso

- Algo que no te incumbe -dijo levantándose para llorar y comenzar a correr

Definitivamente su dolor tiene un estúpido nombre, Sam. Sentí mi corazón doler, sus ojos notaban cansancio, dolor, tristeza. Me dolía verla así, tan destruida y más duele saber que fue por un hombre, estoy muy seguro que fue el idiota. ¿Esta es Zenda? definitivamente no, ella es siempre una chica inocente y tímida pero hoy vi otra versión una que desearía no volver a ver nunca. Comencé a caminar dirección a mi casa y el estúpido apareció cómo si buscara algo, se notaba que estaba muy preocupado.

- Ese maldito

giré para comenzar a caminar en su dirección con los puños a mis costados apretados que el dolor de tenerlos tan apretados quedó en el olvido pues la rabia me consumía. Al estar en frente a él y quedándome mirándolo de la manera más fría que pude el rodó los ojos. Lo agarré del cuello de su camisa mientras deseaba poder golpearlo hasta cansarme y que le quedé clara la lección.

- ¿Qué quieres Michael? -dijo tratando de zafarse de mi agarre

- ¿Qué le hiciste? -dije apretando más su camisa haciendo que mis nudillos se tornaran a blanco

- Algo que no te afecta

Mi rabia aumento que dudé en estampar mi puño en su estúpida cara.

- ¿Qué le hiciste? -dije respirando con dificultad- ¿Acaso tu la engañaste?

De su parte obtuve silencio, lo empuje muy fuerte haciéndolo caer al suelo. Comencé a caminar rápidamente a casa de Zenda, iba tan distraído que en menos de nada Andrea me jaló hacia ella.

- Amor, ¿a dónde ibas? -dijo con una gran sonrisa en su rostro

- A tú casa -mentí, ella me dejó un corto beso en mis labios

Ella sonrió coquetamente mientras entrelazaba nuestros dedos. Llevo un mes saliendo con Andrea, y la verdad creo que siento algo por ella pero cuándo por fin creí olvidar a Zenda y amar a Andrea, ella aparece. Justo hace una semana en el parque le pedí a Andrea que fuese mi novia, ella con toda la felicidad del mundo me dijo que sí. Hoy despues de ir a cine nos sentamos en el parque a conversar ella estaba feliz pero luego nota la presencia de Zenda y frunció su ceño, la distraje hasta que olvidó que ella estaba ahí.

Entramos a su casa y todo estaba completamente oscuro, sin ninguna persona en este lugar. Ella soltó mi mano y enseguida prendió las luces se lanzó hacia mi para comenzar a besarme dulcemente cerré la puerta con mi pie, comenzamos a caminar torpemente mientras llegábamos al sofá y nos sentamos en éste, ella se separó de mí, se bajó del mueble y se arrodilló para luego abrir un cajón que había en la mesa del televisor, sacó una película luego hizo "disimuladamente" que se le caía la película para ponerse en cuatro, me estaba provocando. Pensé que iba a obtener una erección pero fue todo lo contrario, no sentí nada, no causó nada en mí. Colocó la película para luego acostarse a mi lado, la película comenzó mientras en una escena los protagonistas se besaban apasionadamente, mi celular comenzó a sonar me iba a levantar pero ella pausó la película para ponerse encima mío y comenzar a besarme mientras se movía encima mío, tiró de mi camisa mientras acariciaba mi torso desnudo, le quité su camisa mientras contemplaba su pecho. Mi celular volvió a sonar.

- Andrea... Tengo que... Contestar -dije mientras la besaba ella gruñó entre mis labios para luego separarse de mi y colocar su camisa, imité su acto y luego contesté el teléfono.

- ¿Bueno? -dije levantándome del sofá

- ¿Amigo? Necesito ayuda, te espero aquí, adiós -dije Pedro colgando, yo negué mientras reía por lo bajo

- Amor, me tengo que ir adiós -dije dándole un beso en su frente

Salí de la casa de Andrea, choqué con Melany ella me dio una mala mirada iba a comenzar a caminar pero yo la agarré del brazo.

- ¿Sabes cómo está Zenda? -dije mientras la observa zafándose de mi agarre

- Mejor ve con Andrea, imbécil -dijo mientras se perdía de mi vista

Di un silbido mientras comenzaba a caminar a casa de mi mejor amigo. El transcurso fue Zenda en mi cabeza. Llegué a casa de Pedro y timbré mientras tomaba mi celular ¿llamarla? Le timbré, uno, dos, tres veces sonó pero no contestaba, le insistí pero nada. Pedro con una gran sonrisa, unos guantes, un gorro y delantal de cocinero apareció delante de mí. Se hizo a un lado para que pasara lo miré confundido mientras entraba.

- ¿Para qué tanta urgencia? -dije cruzándome de brazos

- No sé cómo hacer pastas y estoy solo no hay quién me cocine -dijo cabizbajo

Negué repentinamente con la cabeza mientras entraba a la cocina y vi unas pastas quemadas y con un fatal intento de cocinarlas ¡Ni siquiera tenían salsa! Reí al ver cómo Pedro seguía cabizbajo.

- ¿En serio me llamas para esto? Estuve a punto de tener sexo con mi novia

- Una que ni siquiera te logra causar una erección -contraatacó

Me volteé y comencé a cocinar la pasta, el me dejó callado con sus palabras por que tenía maldita razón. Al terminar el sirvió para los dos comimos en silencio, su celular vibró el lo miró y sonrió cómo un idiota mientras sus ojos tomaban un brillo que nunca había visto en él.

- Creo que alguien se enamoró -dije burlón

- Callate -dijo sonrojado

¿Sonrojado? ¿Qué hicieron con mi mejor amigo?...


Anónimo

- ¿Cómo va el plan? -dije dando una sonrisa maliciosa a la chica que estaba en frente de mi

- Perfecto, Michael cree que Zenda no lo quiere sólo para fama y que para eso quería la cuenta para obtener fama -dijo la castaña

- Muy bien -dije levantándome de la silla del local de café en dónde me encontraba-. Le haré la vida imposible a esa pequeña, adiós.

- Adiós -se despidió de un beso en la mejilla para luego saludar con la mano mientras salía del local.

~Nat

La chica del blogDonde viven las historias. Descúbrelo ahora