Navidad
El día antes de navidad, Sirius parecía estar más radiante que de costumbre. Su buen ánimo hizo que todos los que nos encontrábamos en la casa de su familia nos sintiéramos a gusto. Aquella mañana todos se dedicaron a colgar adornos navideños. Sirius cantaba villancicos, pareciendo estar encantado de tener compañía por Navidad.
En Nochebuena, cuando todos nos fuimos a acostar, la casa estaba totalmente irreconocible. De las lámparas de cristal, anteriormente carentes de brillo, ya no colgaban telarañas, sino guirnaldas de acebo y serpentinas plateadas y doradas; había montoncitos de reluciente nieve mágica sobre las raídas alfombras; un gran árbol de Navidad, que había conseguido Mundungus y que estaba decorado con hadas de verdad, tapaba el árbol genealógico de la familia de Sirius; y hasta las cabezas reducidas de elfos domésticos de la pared del vestíbulo llevaban gorros y barbas de Papá Noel.
En la mañana de Navidad, me desperté con inigualable entusiasmo. El día anterior me había encargado personalmente de decorar mi habitación, había puesto gorritos de navidad (hechos a mano) sobre los poster de Slytherin, justo por encima de las cabezas de las serpientes. Oh, sí. Todos merecen celebrar la navidad, ¿no es así?
Me incorporé de un salto. Ojeé mi habitación, sintiendo el entusiasmo crecer más y más. Estaba repleta de obsequios. Muchos regalos. Sonreí de oreja a oreja y volví a recostarme en la cama, quedando boca arriba, abrí mucho los ojos al ver las estrellas alineadas, formando una frase: ¡Feliz Navidad, Emi!
Volví a incorporarme, sonriendo a más no poder. Me dirigí al baño para hacer todos los deberes matutinos, después de estar completamente lista, fui hacia mi armario y me puse a rebuscar un atuendo que estuviese acuerdo con el tiempo. Al final, me decidí por un vestido color crema y unas zapatillas del mismo color, enviadas directamente de Paris, cortesía de Fleur.
Me giré sobre los talones y le eché una ojeada a la montaña de regalos que hacían mi habitación mucho más agradable. Me senté sobre la cama, agarré mi varita (que se hallaba en la mesilla de noche) y, en un limpio movimiento de varita, todos los regalos se hallaban sobre mi cama.
Fui abriendo uno por uno, tomando el tiempo necesario para ver los regalos.
El primer regalo que abrí fue el de Remus y Sirius. Era una cadenita muy hermosa, una elegante serpiente era el dije. Se parecía mucho a la serpiente del logo de Slytherin. Me encantó demasiado, ¡no sabía que hacían medallitas así!
Agarré una carta que iba conjunta a un regalo.
Querida Arts:
Feliz Navidad, espero que te guste, ¡no veo el momento para volver a verte!
Atentamente, Draco M.
Abrí la cajita de color marrón claro y me encontré con unos hermosos aretes en forma de serpiente, acompañados por un montón de caramelos de menta. Theo y Blaise me habían comprado cientos de chocolates y varias grageas de todos los sabores. Vaya, ¡sí que me conocen bien!
El regalo de Dora fue una corona de florecillas blanca hecha con magia, tenía algunos brillos incandescentes en ella. Me llevé una grata sorpresa cuando me encontré con regalos que venían del extranjero. Fleur me había enviado un espejo movible, de esos que se pueden ensanchar y encoger, muy a su estilo. Viktor me regaló una Quaffle firmada por él. Una Quaffle.
¿Qué demonios voy a hacer con una Quaffle? ¿Golpear a los hurones idiotas?
Vladímir fue lo mejor. Me regaló una bufanda de Hufflepuff, alegando que su casa era mucho mejor que la mía y que el color amarillo me favorecería en el color de la tez. ¡Tan tierno!
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Artemisa Slytherin y la Orden del Fénix ➁
FanficLUMOS... Ser el centro de atención no siempre es bueno. Créanme. Después de enterarme de que era descendiente de Salazar Slytherin, de haber experimentado pruebas mortales y de haber descubierto que tenía unos extraños poderes que heredé de un saco...