Aberrante Pasado |Concluida|

Capítulo 10- Descubriendo

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Entre esas gotas de sangre, que siguen el río sanguíneo equivocado, existen miles de secretos, que con el pasar del tiempo van manchando tu destino.

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[Capítulo 10]

DESCUBRIENDO

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Finalmente Dave terminó de leer completamente el papel, lo tiró en el sofá y se levantó colocándose la mano sobre la frente.

— Blaire... yo, no sé qué decir sobre esto— Dave caminó de un lado a otro en el centro de su cómoda sala.

— Lo sé, lo sé... es algo muy duro de entender— lo vi un poco apenada.

— Sí, muy duro— frunció el ceño. Estaba muy cansada y los ojos se me caían del sueño.

— Blaire, ven conmigo, por favor— Dave se dirigió a un pasillo y lo seguí, después de algunos pasos abrió una puerta y me ofreció pasar— esta es mi habitación, te puedes quedar a dormir aquí, es el lugar más seguro en donde puedes estar, ellos no tienen ni idea de dónde vivo— sus palabras me había tranquilizado mucho, y el pequeño dolor de estómago, provocado por los nervios había cesado.

— Gracias Dave, es muy amable de tu parte— entré a la habitación y la admiré, era una habitación muy linda.

— Es un placer— se dirigió a su armario y sacó una camiseta poniéndola sobre la cama— te puedes poner esto, no creo que hayas tenido tiempo de empacar algo para dormir antes de salir.

— Sí... eso creo— dije apenada por la generosidad de Dave— muchas gracias— tomé la camiseta.

— Bien... yo dormiré en el sofá, si necesitas algo, sólo llámame. La sala no está muy lejos— sonrió.

— Está bien, buenas noches— le dije mientras lo despedía en la puerta y la cerraba suavemente.

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Me metí al baño y me di una ducha, muchas preguntas e inquietudes aparecieron en mi subconsciente. Al terminar de darme un baño, me puse la camiseta que Dave me había prestado. Ya era muy noche y decidí acostarme para finalmente poder dormir. Cuando por fin logré quedarme dormida, comencé a soñar con mi mamá, estábamos en mi habitación, yo dormía y ella tenía un cuchillo en sus manos, cuando de repente se abalanzó hacia mí y me enterró todo el cuchillo en el corazón, unas manos frías y gruesas me suspendieron de ese horrible sueño. Desperté y estaba totalmente sudada y gritando como loca, Dave me abrazó muy fuerte y yo me aferre a él con mis manos empuñadas en su pecho.

— Tranquila Blaire, todo está bien, no te pasará nada malo mientras yo esté aquí para evitarlo— hice puños su camiseta en mis manos y seguí sollozando, me dolía haberme involucrado de una manera tan mórbida en todo esto, me dolía haber sido víctima de mis propios padres, y aún no lo podía asimilar— bien, descansa y no pienses en nada más que descansar— acarició mi cabello e intentó levantarse de la cama.

— No, por favor— tenía miedo de quedarme sola— quédate conmigo— le supliqué con lágrimas en mis ojos— por favor, Dave— sus ojos se cristalizaron y casi podía escuchar su corazón latir muy rápido.

— ¿Estás segura?— le tomé la mano y él tragó gordo.

— Lo estoy...— solté despacio su mano.

Dave se acomodó a mi lado y me acomode en su costado reposando mi cabeza sobre su pecho. Me quedé dormida sintiéndome más tranquila y menos sola.

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Eran las 7 de la mañana y decidí despertarme, Dave seguía dormido junto a mí. Me levanté suavemente para no provocar que despertara. Cuando estaba a punto de entrar al baño, su voz me asustó.

— Buenos días, Blaire— dijo Dave, seguido de un bostezo con muchísima pereza.

— Buenos días, Dave— volteé, subí mi mentón y lo vi a los ojos— iré a bañarme— regresé lentamente por donde había caminado para ponerme mis pantuflas, me senté en la orilla de la cama y luego me levanté, una leve carcajada de Dave me distrajo.

— Quizás quieras ponerte un pantalón, señorita de las bragas púrpura— miré en dirección a mis piernas y sólo tenía puesta la camiseta que Dave me había prestado, ¡qué vergüenza Dios mío!

— ¡Mierda!— susurré para mí lo miré a los ojos y apreté los labios.

— Tranquila, arréglate con calma— dijo mientras salía de la habitación y cerraba la puerta, corrí detrás de él y le coloqué el seguro a la puerta.

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Salí de la ducha y me puse mi ropa. Escuché a lo lejos que alguien tocó la puerta del apartamento y Dave la abrió, un fuerte golpe y el agudo sonido de algo quebrándose me aceleró el corazón.

— ¿Dónde está?, ¿qué hiciste con ella, imbécil?— mencionó una voz masculina.

— ¡Hey, hey... tranquilo! Ella está bien— contestó Dave, ¿de quién rayos hablaban, de mí?

¿Quién era ese hombre?, ¿qué hago, por Dios?, salí discretamente y me dejé ir a la vista de ambos, ese hombre tenía sujetado a Dave de la camiseta haciéndola puño en su mano. Este hombre era algo alto, ojos azules y cabello rubio, al verme soltó inmediatamente a Dave y dirigió una mirada totalmente sorprendida hacia mí.

— ¿Blaire?, ¿en serio eres tú?— se acercó a mí e intentó darme un abrazo, pero mi instinto hizo que retrocediera confundida.

— Sí... ¿ y tú eres?— arqueé las cejas y pregunté impaciente por escuchar su respuesta.

— Blaire, soy yo... Franco. Tu hermano— fruncí el ceño y puse mis ojos como platos.

— ¡¿Mi qué?!— dije aún más confundida y asustada.

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