0.5: Rin

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A Len le latía la cabeza.

Sentado en su sala con un manta en los hombros, sentía que cada parte de su cuerpo estaba congelada.

Terminó por entrar al agua a sacar a Miku, si no, se iría mar adentro. La chica no había abierto los ojos hasta entonces, pero estaba respirando.

Len no podía evitar ir a observar como se encontraba cada 10 minutos. Y como si el frío mar hiciera magia, su piel y su pelo habían recobrado el brillo, había dejado de temblar y se veía fuerte, como la primera vez que la vio. Por el contrario el se sentia morir, seguramente lo agarraría un resfriado, pero no le importa mientras Miku estuviera bien.

El sonido de su celular lo alarmó, y le mandó un agudo dolor por toda la cabeza. Lo tomó y contestó la llamada.

-Kagamine al habla...- musitó con la voz agripada.

-¡LEEEENN!- chillaron en la otra línea, otra punzada de dolor.

-Shh, Rin, no grites por favor. El dolor de cabeza me mata.

-Bah, que amargado, baaaka.- seguro estaría haciendo un puchero, de donde sea que estuviera.

-¿Qué es lo que necesitas, engendro?- musitó Len, yendo al punto.

- Iré de visita, llego en la tarde. Debes ir por mí.

Rin y Miku... Nop.

-No me encuentro bien, quizá lo dejamos para otro día...

-Absolutamente no. Tengo las maletas hechas. Vas a recogerme porque vas, ¿no me extrañas?

Len suspiró.

-¿A qué hora?

-A las 5 del medio día. Te amo.

-Ahí estaré, igual yo.- y la llamada se cortó.

Escuchó que unas pisaditas venían corriendo desde su habitación, y sonrió inconsciente mente.

*-*-*

-Muy bien.- decía Len como si fuera profesor o un instructor.

Tenía a Miku y a Kaito sentados en el sofá, mirándolo atentamente.

-No se comerán las golosinas. No harán destrozos. Y mucho menos entrarán a la cocina. ¿Oyeron?- asintieron al mismo tiempo.

Ya era las 4:30 del medio día.

-No demoraré demasiado. Por favor, cuídense mutuamente. Si les da hambre, dejé galletitas y su helado favorito en la mesa.- ambos se miraron y sonrieron- Ya me voy.

Len tomó sus llaves y se encaminó a la puerta. Les dió una mirada antes de irse. Miku estaba acurrucada en el pecho de Kaito, mientras veían caricaturas para niños. Len sintió un pinchazo de celos, pero lo ignoró totalmente y se marchó.

El chico ya estaba en la estación de trenes, sentado en alguna de las tantas sillas. La nieve seguía callendo, el invierno sería crudo.

Sintió como unos brazos se acurrucaron en su cuello y cerró los ojos sintiendo el calor de su hermana.

-¿Qué tal has estado, baka?- saludó la rubia con una sonrisa.

-Creo que me resfriaré, pero estaré bien. ¿Cómo van las cosas en la Academia?

Comenzaron a caminar hacia la casa del chico.

Miku, ¿cuál es tu secreto? [MIKUXLEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora