10: Aún te amo.

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Len se quedó de piedra. ¿Por qué?

—¿Qué haces acá?— preguntó, la ropa se había caído de sus manos.

Estaba cambiada, su cabello largo y su cuerpo mucho más delgado a tal punto en que su cuerpo se veía huesudo.

—Vine a visitar éste pueblo— ella se encogió de hombros— Algo de bueno tiene que tener, después de todo nunca volviste.

Parecía que brotaba veneno de sus palabras y un rencor estaba escondido tras todos sus sentimientos hacia Len.

—Me alegro.— respondió Len. Mentira— Estoy ocupado, espero que te vaya bien.

El chico intentó entrar rápidamente a su departamento pero unas palabras lo detuvieron.

—Aún te amo.

Len se dio la vuelta y observó fijamente esos ojos cafés, que alguna vez creyó su mundo. La cabeza parecía explotarle.

—Lo siento mucho, Meiko. Quizás en otra ocasión podamos hablar.

—Siempre huyendo— encogió sus hombros— Muy típico de tí.

Len sintió como una antigua herida se abría. Sí, la amó.

Se escucharon unos tiernos ladridos y risitas desde el pasillo, Miku apareció detrás de él cachorro quien corría felizmente. La acuamarina vió a Len ahí parado, con lágrimas en los ojos. Len no notó cuando la primera lágrima comenzó a recorrer su mejilla.

Miku tomó a el cachorro en sus brazos.

—¿L-Len?— se acercó a él lentamente— ¿Te encuentras bien?

La barbilla del chico tiritó y sus ojos enrojecieron. Miku no aguantó, dejó el cachorro en el pavimento y envolvió al rubio en sus brazos fuertemente. Al momento en que Len sintió el calor de Miku rompió en llanto.

—Estoy acá— susurró, acariciando su rubio cabello— Soy toda tuya...

A Len se le estrujó el corazón y nacieron nuevas lágrimas que mojaron el pijama de Miku.

—Vamos adentro, o nos empaparemos— ordenó suavemente la acuamarina, Len asintió en silencio y caminó lentamente hacia su cómodo departamento. El cachorro lo siguió en silencio.

Miku recogió rápidamente la ropa y antes de entrar voltió y vió como una cabellera café desaparecía rápidamente por la esquina.

*-*-*-*

Len se pasó todo el día ausente y mirando un punto fijo. Miku le ordenó que se rescostara en su cama mientras ella hacía algo para comer.

La chica ya estando en la cocina no sabía qué hacer. Nunca había estado en la cocina y mucho menos había hecho de comer. Puso en práctica todo lo que había visto hacer a Len y aunque ensució casi toda la cocina y demoró más de media hora, logró hacer café, un té y tostadas.

Se encaminó hacia la habitación con todo puesto en una tabla, como lo hacía Len; la diferencia es que la tabla no era una bandeja si no que era la tabla para picar carne y verduras.

Cuando llegó a la habitación, Len seguía en la misma posición de antes, con los ojos abiertos y la cabeza recostada en la almohada.

—Traje de comer...— susurró Miku. Len se sentó en la cama y comenzaron a comer ahí mismo.

En cuanto terminaron el rubio le agradeció, aunque su café tenía demasiada azúcar y su tostada estaba quemada, sintió que era la mejor cena que había tenido.

Se volvió a acostar y en cuanto Miku tocó la puerta para marcharse Len reaccionó.

—¿Miku?

—Si, Len...— respondió ella desde la puerta.

¿Puedes quedarte a dormir conmigo?...— Miku sintió que su corazón martilleaba bajo su piel.

Lentamente se acercó a la cama y se adueñó de la punta opuesta a donde estaba Len.

—Por favor...— pidió el chico con voz cansada— Abrázame...

Miku con el corazón alocado y las mejillas encendidas envolvió al rubio en sus brazos, aspirando el olor de su cabello.

Len lloró en los brazos de Miku hasta que se quedó dormido.

*-*-*-*

N/A: Creo que es el capítulo más triste que he escrito):

En fin, capítulo dedicado ha: Carolina5241, gracias por votar Linda💞

Sin más, me despido. No olvides dejar tu voto y comentario.🌼

—Conny.

Miku, ¿cuál es tu secreto? [MIKUXLEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora