Ya no había mucho que decir. Durante el camino siguieron charlando aunque Allina se negara a hacerlo. Sebastian era una de esas personas que si se encontraba con la persona correcta, podía hablar con la mayor confianza posible. La actriz estuvo practicando sus diálogos que utilizaría en la audición y Sebastian los aprobó todas las veces. Allina se sentía un poco insegura.
Llegaron. El viaje de tres horas había sido sumamente incómodo y se estaban muriendo de sueño y cansancio. El edificio en el que se estaba quedando Sebastian era uno de esos peculiares apartamentos que daban una vista a Nueva York espectacular, grandes, sencillos y minimalistas, colores neutros y elegantes.
Allina se detuvo antes de subir con Sebastian.
—Buscaré un hotel —murmuró apenada.
—¿Qué? ¿Hablas en serio? En un hotel gastaras más. Yo te ofrezco hospedaje, no es el mejor apartamento, pero hay tres habitaciones, una amplia sala y una cocina integral bastante amigable. ¿Qué dices?
Allina dudó. Sin duda no quería ser inoportuna y abusar de la confianza que él le estaba brindando.
—No —insistió—. Es mejor que me quede en un hotel.
—Vamos Lina, no pasa nada. Es como si estuvieras en un hotel solo que con mi compañía.
—No me gusta que me arrebaten mi soledad —murmuró.
—Te la devolveré si quieres.
Allina se enfatizó en sus verdes ojos. Eran tan bellos. Tan abrumadores en el buen sentido de la palabra. Eran ese tipo de ojos que te llenaban con un pestañeo las mañanas, las tardes y las noches. Era el vaivén de su sonrisa la que también era cautivadora, su tonito de confianza te incitaba a cosas indebidas. Todo de él tenía su pizca de malo, de rebeldía.
—Vamos, se irá el elevador.
Allina caminó a paso suave hasta el elevador junto a Sebastian, sus maletas también iban ahí dentro. Guardaron silencio hasta llegar al octavo piso. Una vez que se adentraron en su apartamento, Allina observó el ambiente general que se vivía en aquel lugar. Era amplio y olía a limpio, era una cosa acogedora. El living estaba por el comienzo, con un sofá largo y cómodo para ver televisión. Después pequeños pasillos separaban las habitaciones de otras, como la cocina, los baños, los armarios. Los colores de las paredes eran suaves, blancos, azules claros y grises. Todo tenía un toque de elegancia con cuadros; pinturas de óleo y acuarelas.
—De acuerdo... por aquí está la habitación vacía —dice caminando por un pasillo y por ende, ingresando a una habitación. Allina le siguió y miró lo que él.
La habitación era simple pero linda, amplia. No tenía nada en particular. La cama tenía sábanas blancas y una cobija tinta por el final adornándola. Contaba con sus dos cajones blancos a los lados con sus respectivas lámparas de cristalería. Había también un escritorio con estanterías para libros y lapiceros. Apreció que también tuviese un armario y una televisión. Caminó con sus maletas y las dejó en el piso. Sebastian se quedó en el marco de la puerta. Allina observó que en el cajón había un cuadro con una fotografía.
ESTÁS LEYENDO
promises ━ sebastian stan
Romance𝐏 | Cuando ambos trabajan en el cine es difícil mantener un relación ante los medios de comunicación. ❝Porque no vamos a mantener nuestras promesas. Y sé las consecuencias.❞ cover hecha por el template de templatepsds en tumblr.