Ella había llegado a su estancia a Rumania. Su hermano, Jacob, la recogió en el aeropuerto. Se dieron un largo abrazo y la reciente rubia evitó llorar a toda costa. Agradeció porque las cámaras dejaran de seguirla en cuanto subió al coche de su hermano. Él lucia mucho más maduro y sofisticado de lo que lo recordaba. Pensó en todo el tiempo que estuvo lejos de él, y todas las veces que lo necesitó. Los mensajes de texto y las videollamadas no eran tan frecuentes por los respectivos trabajos de cada adulto. En el camino, como era de costumbre, nadie hablaba. Una vez que llegaron hasta el hogar de Jacob, comenzaron el bombardeo de preguntas y cuestionamientos a más no poder.
—¿Cómo siguen ellos? —pregunta Allina.
—Siguen con negocios. Sus ingresos económicos aumentan y aumentan más, cada vez se llenan de más lujos Alli. Me he enterado de que adoptaron a tres niños huérfanos. No sé qué pensar.
Allina se quedó callada y continuó bajando sus maletas.
—¿Entonces tú trabajas limpio?
—Todo el tiempo —afirmó con seguridad—. Todo lo que ves a sido adquirido por mi esfuerzo —su hermana asintió satisfecha—. ¿De vuelta a las películas eh? —preguntó un poco juguetón.
—De vuelta a ellas.
Enseguida salió de casa Jenica, la prometida de su hermano. Tenía una barriga enorme, parecía que estaba a punto de estallar. Allina no pudo evitar sonreír, cuando ella salió disparada a abrazarle. La rubia no supo cómo hacerlo sin lastimarla; se sentía como si toda ella fuera frágil.
—Oh demonios —dijo riendo mientras se encorvaba al abrazarla—, esto es extraño.
—¡Te extrañamos tanto Alli! Me da tanto gusto que estés de vuelta por aquí.
—Digo lo mismo Jenica—le dije acariciando un poco su barriga. Inmediatamente dejó de hacerlo—. Parece que reventarás.
—Lo haré en un unos meses más—comentó con una alegría inmensa—. ¿Jacob te contó que será niña?
—Si, alguna vez llegó a mencionarlo —recordó dudosa—. ¿Ya saben cómo la llamarán?
—Se llamará como ella, Alli —respondió su hermano con una sonrisa medio triste. Allina le dio la razón y sonrió con él.
Jenica se regresó con su prometido y comenzaron a hablar de algo. Allina no prestó atención, pues continúo bajando las últimas maletas. Pensó que sería buena opción comprarse alguna casa en Rumania, para cuando decidiera volver y no interrumpir el matrimonio de su hermano. Todos ingresaron de nuevo a casa, subieron las maletas en la ya habitación de la chica, y la dejaron sola instalarse.
Ya hacía muchos años atrás que venía alguna vez en el año a visitar a su hermano. Era la casa que acogió con cariño desde muy temprana edad. Incluso, en algunas —mayoría, de hecho—, de ocasiones, a los prometidos les correspondía viajar hasta la el hogar de Allina. Se volvió una costumbre. Pero en esta ocasión, ella decidió visitarlos. Pasaron unas cuantas horas y Allina había terminado de desempacar, cuando tocaron su puerta. Abrió, y la castaña embarazada se encontraba ahí.
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promises ━ sebastian stan
Romance𝐏 | Cuando ambos trabajan en el cine es difícil mantener un relación ante los medios de comunicación. ❝Porque no vamos a mantener nuestras promesas. Y sé las consecuencias.❞ cover hecha por el template de templatepsds en tumblr.