Día Normal

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La universidad no era el mejor lugar para evitar a la gente, eso lo tenía muy claro Nicolás, pero de todas formas estaba evitando a Jaime por los últimos tres días, lo que no tiene mucho sentido teniendo en cuenta que casi mata al Edgar por decirle que haga lo que está haciendo.

Por cierto, al Edgar tampoco lo había visto estos días, no por el hecho de ignorarlo, porque no lo estaba haciendo, con él no. Tenían algunas clases juntos, pero no lo había visto en ninguna.

-¿Vas a seguir ignorándome?- Dijo Jaime con los brazos cruzados.

-Si.- Se limitó a decir.

-Esto es ridículo.- Se marchó de ahí bastante enojado, pero chocó con un par de estudiantes debido a que no llevaba el bastón y se guió por sus instintos.

-Lo siento.- Le dijo a un chico al que posiblemente había botado.

-Tranquilo, estaba buscando a alguien.

-Si quieres te ayudo, es lo mínimo que puedo hacer.- Jaime no estaba teniendo en consideración el hecho de que era ciego.

-Bueno.- Miró el papel con el que estaba jugando.- ¿Conoces a Nicolás Gaule?

-Si.- Dudó un poco.- Bueno, es el único Nicolás que conozco.

-¿En serio?, ¿Y donde lo viste por última vez?- La discapacidad de Jaime no le permitió ver la maldad en la cara de su acompañante.

-En su casillero.- Se limitó a decir.- ¿Cómo te llamas?

-Eso no importa ahora Jaime.- Y se marchó a dónde le habían dicho.

Cuando llegó al lugar asignado, no encontró nada, así que buscó un poco al rededor, pero tampoco nada, así que cuando decidió marcharse, un cuerpo le impidió el paso, tomándolo del cuello y llevándolo a la fuerza hacia los baños de hombres.

******

-Pensé que estabas muerto Edgar.- Se rió Jaime al ver la cara de orto de su amigo.

-¿El Nicolás te ha estado molestando?

-No, de hecho me ha estado evitando, y espero que no sea por tu culpa.- Miró con reproche a su compañero de puesto mientras se acomodaba en ma silla.

-En parte.- Dijo nervioso.- Después de hablar contigo lo seguí, pero cuando lo encaré, me saco la chucha.

El Jaime lo miró un poco y luego estalló en carcajadas.

-El Nicolás, ¿El mismo que me ayudó a llegar a la enfermería y pensó que me desmayé?, ese weón no le pegaría ni a una mosca, menos a tí.- Se burló.

-No me creí.- Tomo el dedo índice de Jaime y lo llevó a su ojo inflamado.

-¿Enserio te pegó ese weón?- Pensó un momento.- A propósito, hoy día un weón estaba buscando al Nicolás, no se quién era, no me quiso decir.

Antes de que Edgar pudiera hablar, el Bestia apareció, después de haber salido del baño donde vió la escena. Óscar era un amigo de Edgar, también un Ángel Guardián.

-Edgar, había un weón peliando con el Nicolás en los baños.- Dijo asustado.

-¿Cómo era? ¿Tenía voz de aweonao?

-Mas o menos.

-¿Viste si tenía algún tatuaje?

-Tenia uno en la muñeca, creo que era un pájaro una wea así.- Edgar se tomó el pelo con desesperación, ¿No podía aparecer en otro momento?- ¿Qué pasó Edgar?

-Era el Naiko.

Ángel (Jainico) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora