Aléjate

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-Mierda.- Repitió por quinta vez consecutiva Jaime, acariciando su cabeza, el dolor de cabeza por la resaca lo estaba matando.

Sintió como unos pasos se acercaban a su habitación, causando que Jaime recordara todo lo que hizo ayer en la madrugada.

-Mierda.- Volvió a decir.

La puerta se abrió, dejando ver a Nicolás con el pelo despeinado y con una taza de café, una aspirina y un pan con manjar.

No dijo nada cuando entró, solo se limitó a dejar el "desayuno" en la mesa de noche y salir por la puerta, no sin antes dar una mirada de odio hacia Jaime.

*****

El día hubiera sido magnífico para salir a caminar, no hacia mucho calor, unas cuantas nubes adornaban el cielo y una brisa mañanera refrescaba el día. Para Nicolás, era el día perfecto para estrangular a Jaime.

-¿Me estás diciendo que viniste a las 12:00 de la tarde para que te de un poco de sal? ¿Acaso sabes que podría matarte ahora mismo?

-P-pensé que te alegraría verme.

-Me hubiera alegrado verte muerto en el patio del vecino.- Suspiro, le dolía la cabeza y los recuerdos de ayer todavía no llegaban a su cerebro, o al menos, no podía conseguir recordarlos.

-Después de lo que hablamos ayer, pensé que te gustaría verme.- Agachó la cabeza y jugó con sus manos.

-¿De que hablamos exactamente?

-Tu querías pedirme perdón, dijiste que fuiste un idiota y que quizás...

-¿Qué?

-Que quizás podríamos intentarlo de nuevo.- Se sonrojó.

-Ah, claro, y ahora nos vamos a casar y compraremos una casa juntos.- Dijo Nicolás sarcásticamente.- La vida no es así Jaime. La gente muere sola, y ese es mi destino, morir solo.

-Porqué estas tan cegado por esa idea de mierda, que no te permites ser feliz con la persona que amas.

-¿Y a quién se supone que amo?- Preguntó con ira.- ¿Quién es esa persona que se supone que me hace sentir mariposas en el estómago y me manda mensajes de buenos días?

-Yo.- Dijo apenado.

-No Jaime, te lo dije en la carta, y te lo digo ahora en persona, solo fuiste un juego de mal gusto, pensé que te quería, pero solo fue uno de mis más grandes errores.

-P-pero, luego de lo de ayer.- Jaime lloraba, mucho, su llanto era desenfrenado y ruidoso, causando que el dolor de cabeza de Nicolás empeore.

-¿De lo de ayer? Que fue exactamente lo que hicimos.- Preguntó curioso y estresado Nicolás.

-Tu... Me dijiste que me amabas, Nicolás, te creí.- Sollozó.- Me besaste y...

-¿Y?

-Hicimos el amor.- Volvió a sollozar.

-No Jaime, culiamos, tuvimos sexo, pero no "hicimos el amor"

-P-pero-

-No, basta, me duele la cabeza, mucho, así que espero que hayas terminado tu discurso de princesa en apuros, porque yo tengo que ir al hospital.

-¿Ah qué?

-A verme la- espera, no te debo explicaciones a ti, menos a ti.- Tomo su chaqueta y las llaves de su auto.- Ya sabes donde esta la puerta.

Jaime no sabía donde estaba, pero se dedicó a escuchar el sonido de la puerta cerrándose para ubicarse.

Treinta minutos después, Jaime salió de la casa de Nicolás, con el corazón roto, una promesa rota y el labio roto, a causa del intento de dejar de sollozar por tan despreciable persona.

Ángel (Jainico) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora