respuestas

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-Se que quieres preguntarme muchas cosas, Jaime.- Sonrió mientas ambos se sentaban en la cama de la habitación de hotel de Nicolás.- Y contestaré todas y cada una de ellas.

-¿Porqué me usaste?- Fue lo primero que dijo Jaime, luego de unos minutos de silencio.

Nicolás suspiro y bajó la mirada hacia sus manos.

-Porque si no te rompía el corazón, no conseguiría mis alas.

-¿Un par de alas eran más importantes que yo?- Preguntó Jaime con un nudo en la garganta.

-No, pero en ese momento, las amenazas del Edgar eran más fuertes.- Entrelazó sus manos y suspiró.

-¿Que te dijo el Edgar para que te alejaras de mi?

-Yo...- Volvió a suspirar y cerró los ojos.- Tengo una hermana humana.- Soltó.- Y si no me alejaba, o moría y se convertía en ángel, o el Edgar borraba su memoria.

-¿Los ángeles pueden hacer eso?

-Solo los ángeles guardianes, y cuando estimen necesario.

Ambos se acostaron, quedando uno mirando al otro, con una sonrisa en la cara y las piernas entrelazadas.

-¿Porqué el Naiko era tan peligroso?

-Porque es un demonio.- Recordó el episodio que tuvo que vivir con él y un dolor en el pecho le dificultó la respiración.- Yo lo convertí en demonio.

-¿Cómo?

-Lo maté siendo ángel.- Bajo la mirada.- No hubieron pruebas suficientes para matarme, por lo que yo seguí siendo ángel y el Naiko sufría en el infierno.

Pasaron las siguientes 5 horas durmiendo, tapados por el cobertor blanco de la habitación y la calefacción al máximo, debido al intenso frío que había en Argentina ese día.

Al despertar, un toque en la puerta  una corta conversación, Nicolás despertó con el olor de el almuerzo pedido por Jaime al servicio de habitación.

-No sabía que sabor de bebida te gustaba, así que pedí jugo natural.- Dejó el almuerzo en el velador y se acostó junto a Nicolás para poder comer mejor.

****

-¿Tienes pensado lo que harás después de hoy?- Preguntó Nicolás con sutileza, sin querer recordarle a Jaime el hecho de que él iba a morir.

-Quizás me separe de mi esposa y viva el resto de mi vida intentando buscar una razón para no suicidarme.- Respondió Jaime sin expresión alguna.- O puedo seguir mi matrimonio cono si nada y usar a mi hijo como una razón para no suicidarme.

-Eso suena alentador.- Sonrió Nicolás con sarcasmo.

-Esa es la palabra que describe mi vida.- Dejó los platos sucios en la bandeja y se giró hacia Nicolás.- La verdadera pregunta es...

-¿Dónde está McQuin?

-No idiota.- Rió levemente.- ¿Que es lo que hay después de la muerte?

-Nada.- Dijo con calma.- Lo que tú quieras que haya.

-A que te refieres.

-La muerte sólo es un simbolismo de que nuestro cuerpo no tiene capacidades para seguir subsistiendo en la tierra, pero el alma decide que hacer.

-Como, si quiero reencarnar, ¿Podría hacerlo?

-Solo en un animal.- Aclaró.

-Eso es triste.- Jaime se cruzó de brazos y miró por la ventana, notando que sólo quedaban tres horas para oscurecer. Para él, tres horas para sentirse vacío.

-Ven.- Dijo Nicolás, sacándolo de sus pensamientos.

-¿Qué pasa?

-Vamos a dar una vuelta.- Respondió, tomando sus zapatillas y poniéndoselas rápidamente.

Caminaron una hora, hablando de lo que fueron sus vidas los últimos años, y ambos omitieron el sentimiento de vacío en su pecho durante ese período de tiempo, por temor a espantar al otro.

-Nos quedan dos horas.- Dijeron al unisono, sonriendo con tristeza.

-Ahora que lo pienso.- Se quitó su camisa y la lanzó al piso.- No te hablé de mi nuevo tatuaje.- Se lanzó a la cama, quedando de espaldas a Jaime, dejando ver un enorme tatuaje, lleno de palabras y frases inconexas.

-¿Que significan?

-Son todas las cosas que pensé durante mi período como ángel.- Se dio la vuelta y le sonrió con ternura.- Gran mayoría de ellas, tienen que ver contigo.

-Déjame verlas.- Frunció el ceño, al verse incapaz de ver la espalda del mayor.

-No es necesario que las leas todas, sólo hay una que me interesa que leas.- Se dio la vuelta.- Está abajo del todo, al lado izquierdo.

Jaime guió su mirada hacia el lugar indicado, viendo como en una esquina de su espalda, en letras pequeñas, una frase; más bien, un título; estaba escrita con una letra distinta a las demás.

Amor a primera vista - Wislawa Szymborska

-Quiero que leas ese poema después de que me haya ido.- Sugirió.

-Sin duda lo haré.- Le sonrió, viendo como Nicolás daba la vuelta, dejando ver su torso con marcas grises.- Qué pasa con tu cuerpo.

-¿Te dije alguna vez, lo mucho que te amo?- Cambió el tema, pero Jaime no quizo insistir, quedaba una hora para que Nicolás se vaya, e iba a utilizarla de buena forma.

-No necesito que lo digas, demuestramelo.- Dijo jugando con los bordes de su camisa.

Nicolás tomó la chaqueta de Jaime y la sacó con lentitud, poniéndose detrás del susodicho, besando su hombro sobre la tela.

La dejó a un lado de la cama y siguió con su camisa, sacando cada botón con calma, besando la piel que iba siendo descubierta a medida que la camisa se deslizaba por sus hombros.

Pero el sonido de la alarma, hizo que Nicolás despertara del sueño.

Ángel (Jainico) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora