Revelaciones y deseos

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Capitulo 4. Revelaciones y deseos.

Los minutos pasaban apenas todos habían quedado en completo silencio producto a la pregunta de la curiosa y ansiosa niña, que con sus hermosos ojos cristalinos observaba a los adultos, evidenciando la gran emoción que embargaba a ese menudo cuerpo con la sola mención de su madre.

Naruto ciertamente no sabía que contestar para no arruinar esa alegría de la pequeña, volteo a mirar a su amigo para evitar que este comentara algo, pero debido al pasado trágico con su familia este también había encontrado que decirle la verdad a tan temprana edad a la niña era algo sumamente cruel...

—Entonces ¿mami en donde esta? 

—Tu madre...—El rubio intento buscar cierta inspiración en el techo, debía decir algo que simplemente evitará que ella preguntase por más tiempo sobre ella—...Aquí no se encuentra.
Un dolor se embargó en su pecho al notar como los infantiles rasgos de la criatura se deformaban hasta simplemente quedar una mueca de tristeza. Una tristeza de no saber nada de su madre solo conformarse con pequeños fragmentos que de vez en cuando su padre soltaba.

—Ya veo...—Con un simple murmullo dejo de hablar e inclusive ingerir el platillo que tanto a ella como al rubio le gustaba. El ambiente se sintió algo más pesado, y sintiendo que había tocado un tema que no debía, la chica de cabellera rosada decidió intentar apaciguar todo.

—Y... ¿Cómo han sido estos años fuera de la aldea Naruto? —No entendía bien lo que sucedía, y al parecer aquel pensamiento que el joven había encontrado a alguien más para formar una familia se iba desvaneciendo a su alrededor solo para dejar preguntas tras preguntas que aunque el Uzumaki no se las respondiera...bien que su novio le iba a explicar todo una vez que estuvieran a solas.

—Han sido intensos, una que otra aventura— Y muchos, muchos problemas con las mujeres que se ofrecían para ser una madre para Hikari, o para darle otro hijo más. El realmente no las comprendía... Además con la única mujer que tal vez le hubiera gustado compartir la crianza de la pequeña, ahora se encontraba casada...

...Y a pesar de seguir amándola, no podía perdonarle su falta de confianza que arruino la vida de ambos. Volteo a ver a la peliroja que había vuelto a olvidar el tema de conversación de hace un rato, y se había centrado en comer. Bendita fuera la incredulidad de los niños despistados, pero sabía que una vez que ella creciera no estaría a salvo de las preguntas incomodas. La siguió mirando comer divirtiéndose de como intentaba no ensuciarse, por muy traviesa que en algunos momentos fuera, siempre tenía una pose elegante.

Tal vez era la hija de alguien importante, y solo había sido secuestrada, sin embargo durante ese tiempo que estuvo con ella nadie reclamo la desaparición de un bebe. Y no quería creer que ella siendo alguien tan indefensa, fuera abandonada a su suerte por sus padres.

—Hikari, deja que te limpie—Con sumo cariño limpio el rostro de la pequeña que simplemente se dejó con una sonrisa. Y allí supo que había estado mal en decir que su vida había sido un infierno, si bien su corazón estaba lastimado. Unas pequeñas manos lo llenaron de venditas otorgándole momentos tantos dulces como amargos, dándole el honor de ser un padre, no cualquiera. Él era su padre.

Sakura solo suspiro maravillada mientras notaba a la feliz familia. Su amigo había madurado en todos los ámbitos, y ahora como padre soltero podía notar la clase de hombre que era.

Alguien que a toda costa protegería a su familia, independiente del pasado que lo atase. Pero a la vez se entristeció, pues ella siempre había pensado que quien estaría al lado de su amigo seria cierta muchacha de ojos aperlados.

La mujer de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora