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Miércoles 28, 11:41

MIÉRCOLES 28 de diciembre – 11:41

La luz que entraba desde la ventana sin cortinas y con la persiana en alto iluminaba hasta el rincón más apartado de la habitación de Jonas y, gracias a las paredes pintadas de color vainilla, devolvía la calidez que el invierno se había llevado.

A Isak no le dolía la cabeza ni estaba con resaca, pero, por alguna razón, sintió un malestar en el estómago que lo sacó de la cama. Se sentó al borde de ésta y miró a sus espaldas. Jonas seguía durmiendo sin pudor alguno, con los brazos y las piernas estiradas.

Anoche, cuando llegaron a la casa, los recibió la hermana de Jonas, que los ayudó con las compras y compartió algunas cervezas con ellos antes de irse a la cama. Ellos siguieron un poco más hasta terminar todas las botellas, las dejaron vacías arriba de la mesa sin descaro y se instalaron en la habitación de Jonas el resto de la noche.

Después de varias partidas en el FIFA, Isak le dejó joystick a su amigo para que siguiera las individuales y se acostó en la cama. Estaba a punto de dormirse cuando se acordó de lo que tenía que hacer: enviar un mensaje a Vilde.

Cuando se recompuso, buscó el chat que tenía con ella y se quedó mirando la pantalla un buen rato, pensando en la manera adecuada de pedirle que organizara una fiesta. Finalmente, comenzó a escribir un saludo casual, amistoso, no quería que pensara que sólo la usaba para buscar algo que hacer el último día del año.

Isak [02:57]: Hei! Vilde, ¿cómo estás? Estaba pensando en algo se nos ocurrió con Jonas y me pareció bien contártelo. Bueno, voy a escribirlo todo en un solo mensaje. Ustedes con el Kosegruppa tuvieron muchísimo éxito, es decir, con tus ideas creativas y sus reuniones y fiestas que siempre terminaban bien. El año ya se termina y hay que festejar también por eso, ¿no te parece? Es raro que no se te haya ocurrido todavía pero qué dices de una fiesta para todos nosotros, algo para despedir el año. Fue un buen año para todos, creo... y sos la única capaz de organizar algo así. Lo único es que, no va a poder hacerse en el apartamento donde vivo ahora, no esta vez, lo siento, pero se me ocurrió como alternativa la casa de Eva, sólo habría que preguntárselo. Espero que lo pienses.

Después de eso no se acordaba de nada más, probablemente se quedó dormido con el celular en la mano hasta que Jonas lo dejó en un lugar seguro, pensó Isak mientras lo tomaba de la mesita de luz. Se levantó y fue directo al baño. Una vez dentro, se miró al espejo en silencio y estudió su rostro.

Los dos granos de la frente le robaba el protagonismo a todo lo demás. Tenía la piel grasosa y apenas podía abrir los ojos por culpa de las lagañas. Con la mano libre abrió el grifo y se mojó la cara, con la otra, intentó desbloquear el celular pero no lo logró, la batería había muerto.

Salió del baño con la cara húmeda y regresó con el cargador de Jonas. Lo conectó al adaptador que había del lado izquierdo del espejo y esperó a que la pantalla se iluminara.

Apenas prendió el celular empezaron a llegarle notificaciones de sus redes sociales y, entre todas ellas, tres llamadas perdidas, un mensaje al correo de voz y otros cinco de la misma persona, Vilde.

Eran las 11:41 cuando se llevó el celular al oído para escuchar el único correo de voz.

—Isak, intenté llamarte varias veces, no puedes seguir dormido a las 11 de la mañana, esa no es la manera adecuada de disfrutar de las vacaciones... en fin, leí tu mensaje, gracias por lo del Kosegruppa, ya sabía yo que lo estaba manejando muy bien, con las chicas también, claro. -la particular risa de Vilde aturdió a Isak, que alejó un poco el celular con el ceño fruncido-. En cuanto a la fiesta que quieres que organice, es tan lindo de tu parte que me lo digas... no tengo nada para hacer el 31, sabes, e iba a sentirme muy mal si terminaba bebiendo sola encerrada en mi habitación, así que está bien, yo puedo hacerlo. Te voy a enviar un mensaje para vernos más tarde y hablar sobre esto. ¡Despierta!